El obispo de Córdoba, Jesús Fernández, ha visitado este jueves las instalaciones del Banco de Alimentos ‘Medina Azahara’ en un momento especialmente importante para la entidad. La organización ha atendido a 17.800 personas en el primer semestre del año y ha distribuido 900.000 kilos de alimentos, consolidándose como una pieza clave en la lucha contra la pobreza alimentaria en la ciudad.
Durante su visita, monseñor Fernández ha destacado que «el Banco de Alimentos es un puente de solidaridad que conecta dos orillas, la de aquellos que donan alimentos y la de los que lo reciben». El prelado ha podido comprobar de primera mano la precisión del trabajo que se realiza en las instalaciones, pero sobre todo «la ilusión e intensidad» con la que trabajan los voluntarios.
El apoyo de los supermercados, fundamental
El Banco de Alimentos cuenta con una red de colaboradores esenciales para su funcionamiento. El 35% de los alimentos distribuidos proceden de las mermas donadas por supermercados como Carrefour, El Corte Inglés, Aldi y Mercadona, según ha explicado el vicepresidente de la entidad, Juan José Cash.
Estas mermas son productos que los establecimientos no pueden vender por estar próximos a su fecha de caducidad o por pequeños defectos estéticos, pero que mantienen todas sus propiedades nutritivas. Esta colaboración permite aprovechar alimentos que de otra forma se desperdiciarían.
El Banco también trabaja estrechamente con más de 80 Cáritas de la ciudad, que actúan como puntos de distribución y ayudan a identificar a las familias que más necesitan esta ayuda alimentaria.
La pérdida de fondos europeos complica la situación
El presidente del Banco de Alimentos, Rafael Revuelto, ha alertado sobre las dificultades que atraviesa la organización desde que desapareció la ayuda de la Unión Europea hace dos años. «Los 800.000 kilos que hemos dejado de recibir desde entonces van en contra de las personas», ha señalado.
Esta reducción de fondos se ha producido en un momento especialmente complicado, con el incremento generalizado de los precios de los alimentos mientras los salarios se han mantenido estables. La combinación de ambos factores ha aumentado la demanda de ayuda alimentaria justo cuando los recursos disponibles han disminuido.
Revuelto ha explicado que la situación es especialmente difícil para aquellas personas que no tienen hijos menores de 16 años, ya que no pueden acceder a otras ayudas públicas y dependen más del Banco de Alimentos, que «no les puede proporcionar todo lo que necesitan».
Compromiso de colaboración
El obispo Jesús Fernández ha ofrecido su compromiso para reforzar la labor del Banco de Alimentos. Específicamente, se ha comprometido a que «en las recogidas haya más número de personas voluntarias de Cáritas, para llegar a más personas y poder así continuar con esta labor en la ciudad».
La visita ha coincidido con el inicio del curso escolar, un momento tradicionalmente complicado para muchas familias que deben hacer frente a gastos adicionales. Los directivos de la entidad consideran este período como «crucial» por el aumento de la demanda de ayuda.
El prelado ha felicitado a todos los voluntarios por el trabajo realizado y ha insistido en que «es necesario transmitir en la sociedad los beneficios que esto aporta», tanto para quienes reciben la ayuda como para la cohesión social de la ciudad.
La labor del Banco de Alimentos se ha vuelto más imprescindible que nunca en un contexto de crisis económica que afecta especialmente a las familias más vulnerables de Córdoba.
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