El Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla ha dado a conocer el cartel anunciador “Sevilla Eucarística 2025”, obra del pintor sevillano Jonathan Sánchez Aguilera.
La obra presenta un único protagonista: el ostensorio de San Juan Nepomuceno de la Catedral de Sevilla, que fuera adquirido por el Cardenal Francisco de Solís y Folch de Cardona en 1775. Ingresó en el tesoro catedralicio en 1780. También es conocido como el ostensorio de las espigas, por las que aparecen repujadas en el adorno de la pieza, que cumple 250 años de su realización.
Papa Pío VII
Tal como reza la inscripción en su base, esta magnífica pieza fue adquirida en Roma durante el cónclave en el que se eligió al Papa Pío VII. Curiosamente, dos siglos y medio después de aquel acontecimiento, la Iglesia vuelve a vivir la elección de un nuevo Pontífice, estableciendo un paralelismo histórico digno de ser recordado.
“A través del cartel conmemorativo, no solo he querido evocar el origen y las circunstancias que rodearon esta custodia, sino también rendir homenaje a una de las obras eucarísticas más singulares de Sevilla. Se trata de una joya de la que muchos aún desconocen su existencia”, señala el autor.
Sobre ella, se alza un relieve de la Virgen de Loreto, inspirado en la imagen venerada en el Santuario de la Santa Casa en la costa adriática italiana, cuando esta solía ser revestida con telas sobrepuestas y adornada con joyas, coronas y colgantes.
Este relieve se inserta en una exuberante escenificación barroca de la Gloria que rodea el viril, donde seis ángeles adoran la Eucaristía entre tembladeras con racimos de uvas formados por más de mil quinientas perlas. Así, la ornamentación incorpora elementos simbólicos del pan y el vino: las espigas de trigo y los racimos de uvas. En la parte superior resalta la figura de San Miguel, coronando la composición con una cruz engastada con pedrería.
El cartel está realizado al óleo sobre tabla con un estilo hiperrealista. “En él, he procurado dar un tratamiento preciosista que, para mí, constituye un tributo a la Eucaristía. En la representación del ostensorio, la Sagrada Forma adquiere un halo espiritual, enfatizado por las veladuras que intensifican la luz predominante sobre la pieza. La atmósfera que envuelve la escena está creada con tonos áureos fusionados con verdes, armonizando con el oro y las esmeraldas de la custodia. Este fondo abstracto, carente de línea de horizonte, busca potenciar las calidades tridimensionales de la obra, acentuando su impacto visual al emerger sobre la tipografía”, puntualiza Sánchez Aguilera.
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