Un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana – CSIC ha capturado tres individuos juveniles de siluro durante un muestreo de seguimiento en la Rivera de Huelva. El hallazgo demuestra que la especie se está reproduciendo en esta zona y pone de manifiesto el enorme riesgo que acecha los ecosistemas acuáticos del Bajo Guadalquivir, incluyendo los de Doñana.
Estos días ha recorrido las redes sociales la pesca de enormes muestras de siluros en diferentes zonas del Guadalquivir. Ahora son los propios científicos los que dan la voz de alarma ante esta especie invasora.
Las capturas han tenido lugar en el marco del proyecto Craymap de la Estación Biológica de Doñana, dedicado al estudio de dos especies invasoras de crustáceos, el cangrejo rojo (Procambarus carkii) y la jaiba azul (Callinectes sapidus). La Rivera de Huelva es uno de los puntos de seguimiento.
“Es un tramo muy interesante, por ser un ecosistema fluvial plenamente conectado con el mar, a pesar de estar a unos 120 kilómetros de la desembocadura del Guadalquivir. Tristemente, en España no quedan muchos lugares así”, explica Miguel Clavero, investigador principal del proyecto. Fue en el último muestreo de este seguimiento cuando se capturaron los tres individuos juveniles de siluro, todos ellos de poco más de 30 centímetros de longitud. “Son animales nacidos el año pasado, lo que nos dice que la especie se reproduce en el tramo bajo de la Rivera de Huelva”, explica.
Detectado en 2011
El siluro (Siluris glanis) fue detectado en la cuenca del Guadalquivir en 2011, a partir de capturas de pescadores en el embalse de Iznájar, situado en el río Genil, a caballo entre las provincias de Córdoba, Málaga y Granada. En 2015, empezaron a capturarse siluros en otro afluente del Guadalquivir, la Rivera de Huelva, en un punto tan lejano del embalse de Iznájar que los expertos aseguran que tuvo que haber sido introducido de manera independiente. Desde entonces, la información sobre la presencia de siluro en el bajo Guadalquivir no ha dejado de aumentar. Con estas últimas capturas de individuos juveniles, se demuestra que la especie no sólo se encuentra presente, sino que está asentada y reproduciéndose.
“La capacidad de este animal para modificar los ecosistemas que ocupa es enorme”
El siluro es un depredador generalista, que puede consumir cualquier animal que quepa en su enorme boca, desde crustáceos a aves y desde peces a mamíferos. “La capacidad de este animal para modificar los ecosistemas que ocupa es enorme”, explica Clavero, “no solo por el gran tamaño de los individuos mayores, sino porque las poblaciones asentadas tienden a ser abundantes y contienen individuos con una diversidad de tallas espectacular, desde pocos centímetros a más de dos metros. En esta situación, casi ningún individuo de ninguna especie escapa al riesgo de depredación”.
La expansión del siluro en el Bajo Guadalquivir amenaza con llevar la especie a Doñana. Los años muy lluviosos aumentan la conexión de los ecosistemas acuáticos de Doñana con el Guadalquivir, facilitando la llegada de especies invasoras.
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