El Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla ha alertado de que los cambios hormonales que experimentan las mujeres a lo largo de su vida —como la ovulación, la menstruación, el embarazo, el posparto, la perimenopausia y la menopausia— ejercen un “impacto directo” sobre articulaciones, músculos y ligamentos. Según ha informado el centro en una nota, aunque muchos de estos síntomas se consideran “normales”, la reumatóloga Lola F. F. Bursón advierte de que pueden ser la primera señal de una alteración musculoesquelética o agravar enfermedades reumáticas previas.
Durante estas etapas hormonales es frecuente que aparezcan dolor articular o muscular persistente, rigidez prolongada al despertar, hinchazón, sensación de inestabilidad, cansancio, insomnio o irritabilidad. No obstante, la especialista subraya que cuando estos síntomas interfieren en la vida diaria o se acompañan de inflamación es fundamental acudir a un especialista. En este sentido, recuerda que los cambios hormonales pueden destapar enfermedades reumáticas ocultas, por lo que recomienda una valoración médica cuando el dolor se prolonga más de un mes o si la rigidez matutina supera los 30 minutos.
Bursón explica que, durante la vida fértil, la ovulación aumenta el riesgo de lesiones en tendones y ligamentos, mientras que el síndrome premenstrual y la menstruación reducen la coordinación y amplifican el dolor. Añade que los estrógenos pueden revelar enfermedades autoinmunes como el lupus, y que trastornos como la amenorrea o el ovario poliquístico elevan el riesgo de lesión.
En el embarazo y la lactancia son más frecuentes las crisis de lumbago, la ciática y diversas tendinitis, agravadas por la caída de estrógenos y la producción de leche, que pueden provocar pérdida temporal de masa ósea. Asimismo, el posparto aumenta el riesgo de complicaciones en mujeres con patologías autoinmunes. La perimenopausia y la menopausia también son etapas sensibles: la reducción de estrógenos eleva la incidencia de artrosis y acelera la osteoporosis. Según la especialista, el 70% de las mujeres en esta fase sufre dolor articular y la artrosis posmenopáusica aparece hasta en un 31% de los casos.
Para paliar estos efectos, Bursón recomienda ejercicio físico que incluya fuerza, equilibrio y trabajo aeróbico, junto con una dieta mediterránea y, cuando sea necesario, suplementos, medicación reumatológica o terapia hormonal. El centro insiste en la importancia de no normalizar el dolor articular y consultar ante cualquier síntoma persistente para prevenir lesiones y mejorar la calidad de vida.
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