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El Granada le tiene miedo al gol (0-0)

Si alguien quisiera hacer pasar verdadero terror al Granada en la próxima noche de Halloween, ponerle el vello de punta y provocarle auténticas pesadillas, le bastaría con disfrazarse de gol. Al conjunto rojiblanco le da un miedo atroz, incontenible e irremediable. Huye de él como si le tuviera alergia, por más que insista Pacheta en que en su equipo hay hombres que lo tienen. Si hay un goleador en el vestuario granadinista, es asintomático. Y sin capacidad para hacer un rasguño al Cádiz, la cosa no podía más que terminar exactamente igual que empezó. Empate a nada, con llegadas claras, pero sin munición. Terrorífico.

Ha encontrado Pacheta su once y, en la estabilidad sobre el verde, un crecimiento progresivo. No está exento aún de irregularidad, pero al menos la competición ahora sí es constante, con independencia del rival. El problema es que se trata de un equipo romo, sin más filo del que le aportan sus extremos. Son puntiagudos, sí, pero no se antojan suficientes para lidiar con los problemas de gol a los que se enfrenta el Granada cada semana. Y así, es complicado pensar en algo más que la salvación. El Cádiz no mostró mucho más colmillo, sino una pereza que a cualquiera podría llegar a desquiciar, como convencido de que le basta aplicar la ley del mínimo esfuerzo para sacar algo positivo. 

Salieron los dos conjuntos incisivos, como agitados por el ambiente del derbi, aunque se diluyeron como la espuma de la cerveza. Los de franjas se enfundaron el uniforme de dictador para comenzar a dominar el duelo y muy pronto la mandaron a guardar, pero Pau Casadesús se había pasado de frenada cuando Rubén Alcaraz prolongó a la salida de un córner y el linier alzó el banderín. Después se revolvió Álex Sola, que logró sacar el centro para que Jorge Pascual cabeceara muy arriba. El conjunto amarillo parecía dormitar, pero bastó un despliegue para hacer que un escalofrío recorriera la espalda rojiblanca, pasado el envío de Ontiveros frente a las narices de Luca Zidane.

Las pulsaciones cayeron y el fútbol se perdió en lo anodino, como si un agujero negro en el centro del campo lo engullera todo. Oscar Naasei sacó el látigo con inquina, por poco desviado, y Sergio Ortuño hizo lo propio, seguro el arquero nazarí. Después Rubén Alcaraz sacó rápido de banda, pícaro Alemañ en el desmarque. El mediocentro templó el envío y Álex Sola se relamió. Se vio celebrando ya con Faye, como lo habían ensayado, pero lo que no vio fue el bote justo antes de que le llegara la pelota, así que la puso en órbita.

Los de Garitano seguían cómodos en su racanería, porque a poco que se animaban a cruzar la divisoria, se sabían peligrosos. Se pidió Ontiveros una falta en la esquina del área y golpeó con varita, hipnótica la parábola que fue a parar al travesaño. Otro suspiro de Pacheta, en lo que sus pupilos derramaban acercamientos atropellados. Lama remató alto en un saque de esquina y Jorge Pascual continuó disparando con balas de fogueo.

Tampoco había balas en el vestuario

Los rojiblancos fueron a buscar las de verdad al vestuario y regresaron incisivos, con el Cádiz más amodorrado, aunque resultó que allí tampoco las encontraron. Alcaraz estampó un zapatazo en un zaguero y, después, giró demasiado el cuello en un córner trazado con escuadra y cartabón por Sergio Ruiz. Más tarde, Álex Sola abrió mucho el golpeo desde la frontal, igualmente desviado. Filtró Alemañ en otro avance, posición franca para Pascual, pero Víctor Aznar le robó hasta el aire que respira. Mucho tendrá que correr para llegar a los 10, 12 o 14 tantos que espera Pacheta de él.

Garitano agitó el avispero y puso a Tabatadze a aguijonear sobre el verde, pegajoso Casadesús para evitar que inventara alguna trastada. Quien casi la hace, en cambio, fue Suso, que peinó un envío desde el costado y acarició el poste. El técnico rojiblanco reclutó a Rodelas, agitador por naturaleza, pero el juego volvió a ser mecido por los brazos de Morfeo. Descargó Faye un contragolpe sobre el de Alhendín, que pretendió el golazo y le salió una pifia. Antes, en una falta, Oscar Naasei quiso sacar el martillo, sin margen para darle potencia al testarazo.

Pablo Sáenz y Luka Gagnidze entraron ya en las postrimerías, piernas frescas para buscar algo nuevo, pero ya no había quien sacara el choque del punto muerto. El Granada siguió marrando ataques y terminó resoplando sobre la bocina. El marcador no se movió y el resultado inicial repartió los puntos. Para el Cádiz, puede ser bueno, encaramado aún a los pisos más altos de la Liga. Para los rojiblancos, insuficiente, hundidos todavía en el descenso. La mejoría necesita goles para que tenga reflejo en la clasificación. Si no, la cosa pinta mal.


Ficha técnica:

Granada CF: Luca Zidane; Pau Casadesús, Oscar Naasei, Manu Lama, Baïla Diallo; Rubén Alcaraz, Sergio Ruiz, Pedro Alemañ (Luka Gagnidze, 79’); Álex Sola (Rodelas, 66’), Souleymane Faye y Jorge Pascual (Pablo Sáenz, 79’).

Cádiz CF: Víctor Aznar; Iza Carcelén (Jorge More, 70’), Kovacevic, Iker Recio, Mario Climent; Álex Fernández (Moussa, 54’), Sergio Ortuño; Suso, Ontiveros (Tabatadze, 54’), José Antonio De la Rosa (Diarra, 70’); y Dawda (Roger Martí, 81’).

Árbitro: Gorka Etayo Herrera, del comité vasco. Amonestó al local Pascual, así como a los visitantes Iker Recio y Diarra. Amonestó al entrenador local, Pacheta, por protestar.

Incidencias: encuentro correspondiente a la 11ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 16.828 espectadores.


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