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El Granada protege sus opciones con uñas y dientes (2-1)

Acabó el partido y, con incredulidad, los rojiblancos buscaban con la mirada a alguien que les informara. «¿Cómo han quedado?», le preguntó Manu Lama a Manolo Lucena, que caminaba por el césped con el rostro compungido, más para consolar a sus futbolistas que para felicitarles por la victoria. «¿Qué dices, tío?», respondió con frustración el zaguero cuando supo que el Almería había empatado. Lo que no sabía es que en Elda, donde iba ganando el Racing de Santander, todavía quedaba un largo descuento por jugarse. Ni que un cuarto de hora más tarde, cuando apenas quedaba ya nadie en Los Cármenes, la igualada del Eldense desataría la euforia. El triunfo sobre el Castellón cobraba sentido y el gol de Ricard a dos minutos del final les permitía, de repente, depender de sí mismos en la última jornada. El Granada protege sus opciones de ascender con uñas y dientes. Le queda una bala.

La Liga de la hipertensión tiene estas cosas: tan pronto te lleva a acariciar el nirvana como te hunde en la depresión y viceversa. Las caras en el estadio del Zaidín eran largas, como si los puntos, en realidad, se hubieran ido para Castellón, hasta que Fede Vico echó un cable a sus excompañeros y asistió a Iván Chapela en Elda. Para el Granada fue como el televoto en Eurovisión, un giro inesperado que lo mantiene más vivo que nunca en la pelea por el playoff. Sigue en el lío, como quería Pacheta, tras un encuentro que se le complicó más de la cuenta, pero que resolvió con épica y corazón.

Lo cierto es que no fue una cita brillante, pero sí mostró que este Granada es otro rollo y, al menos, tiene pundonor. No era la primera vez que debía sacar su versión de aspirante a todo, aunque hasta el momento había fallado con demasiada frecuencia en los momentos clave. En esta ocasión sí salió a morder, con una modificación en su esquema que sembró las dudas. Todavía no conoce el granadinismo lo suficiente a su nuevo entrenador como para saber si es de los que revolucionan su once de una semana a otra o si, por el contrario, mantiene lo que funciona, pero el caso es que la aparición de Luca Zidane bajo palos sorprendió. Todo obedecía a una estrategia y pronto quedó claro, magistral la jugada para desenmarañar un duelo trabado.

Hongla, otra novedad, fue el primero en mostrar el colmillo, desviado su remate por un zaguero, y Vertrouwd negó el gol a Villar bajo palos. El Castellón se iba aculando en lo que los de franjas horizontales desplegaban sus filas por su territorio. Rompió líneas Manu Lama, gambeteó Lucas Boyé y, una vez divisó el confín del campo, descargó para otro disparo del mediocentro murciano, escupido una vez más. El Granada jugaba con inquina, siempre con intención de hacer daño, y en este contexto cobró significado la presencia de Luca, que empezó a saltarse líneas de pase para establecer una conexión directa con Boyé, que tendía la alfombra roja para Rebbach.

Aun así, la cosa no estaba clara y el atasco empezaba a colapsar todos los carriles, hasta que Rubén Sánchez se hartó y aceleró la moto. Pisó el piano y siguió corriendo hasta llegar a la zona de peligro, donde logró conectar el servicio. La tocó Abde Rebbach con la puntita y Tsitaishvili, que llegaba en segunda instancia, hincó el diente. El éxtasis de todo un estadio, liberado con el aullido del georgiano. La tensión se fue evaporando, con la cabeza ya en lo que sucediera tanto en Elda como en Miranda de Ebro.

Las pulsaciones del duelo cayeron, apenas agitadas por los rifirrafes entre Manu Lama y Lottin, sin incomodidad en los rojiblancos, ni tampoco demasiado confort. Lucas Boyé peinó un servicio teledirigido de Luca Zidane y Abde Rebbach se vio en un mano a mano con Amir, con tiempo para cenar, desayunar y almorzar si hacía falta. Tanto, que pensó demasiado y se le fue el disparo. Se invirtieron los papeles después y fue el argentino quien, más escorado, mantuvo el encuentro íntimo con el arquero, que alejó el tiro con la yema de los dedos.

Los de Johan Plat regresaron agitados tras el intermedio, aunque el peligro seguía vestido de rojiblanco. Tsitaishvili intentó aprovechar un error de Amir desde muy lejos y Abde estrelló otro disparo en el lateral de la red, antes de recibir el estacazo de Chirino. El zaguero fue a la ducha antes de tiempo y el escenario era idílico para el Granada, que, encima, llegaba una y otra vez. Pero, claro, no concibe en su código genético la tranquilidad. En lo que derramaba ocasiones, el conjunto rojiblanco se iba volcando sobre la meta orellut, que tembló en un zapatazo de Lucas Boyé. Stoichkov, que llevaba poco en el campo, no logró proteger el rechace y Cipenga hundió el pedal derecho. Salió echando chispas, como poseído por el espíritu de Gareth Bale, y dejó en la cuneta a Rubén Sánchez en una carrera de velocista, antes de definir entre las piernas de Luca.

El gancho fue directo a la mandíbula y cerca estuvo de noquear al conjunto rojiblanco. Pacheta activó la rueda de relevos. Saltaron Ricard, Józwiak y Brau, pero todavía temblaban las piernas. El motor se le venía abajo a la par que se contagiaba el nerviosismo. Se giró Lucas Boyé en una baldosa, mordido el disparo y ágil el meta para quedarse con la pelota. Entró Weissman y pronto se vio corriendo. El Granada robó cuando el Castellón se disponía a salir al galope y sonó la corneta. Combinaron los tres delanteros sobre el césped y el israelí esperó a que le encimara el último de los centrales para descargar a la derecha, por donde Ricard, al impulso de una corazonada, penetró punzante y cruzó en un latido conjunto con todo el estadio. El éxtasis llegó mucho más tarde, pero a tiempo. Los rojiblancos tienen una última oportunidad. Todo o nada en El Sardinero.


Ficha técnica:

Granada CF: Luca Zidane; Rubén Sánchez (Ricard, 72’), Manu Lama, Loïc Williams, Carlos Neva (Miguel Ángel Brau, 72’); Martin Hongla, Gonzalo Villar, Manu Trigueros (Weissman, 83’); Giorgi Tsitaishvili (Stoichkov, 58’), Abde Rebbach (Józwiak, 72’) y Lucas Boyé.

CD Castellón: Amir; Chirino, Óscar Gil, Vertrouwd (Borikó, 83’); Jojic, Zarfino (Traoré, 46’)), Escobar (Jesús De Miguel, 46’), Cipenga; Lottin, Gonzalo Pastor (Calavera, 72’) y Markanich (Salva Ruiz, 64’).

Goles: 1-0: Giorgi Tsitaishvili, min. 25; 1-1: Cipenga, min. 69; 2-1: Ricard, min. 89.

Árbitro: Manuel Ángel Pérez Hernández, del comité madrileño. Amonestó a los locales Ricard, Miguel Ángel Brau y Manu Lama, así como al visitante Lottin. Expulsó al visitante Chirino.

Incidencias: encuentro correspondiente a la 41ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 16.512 espectadores.


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