María Barquero acudió al rescate del Granada Femenino justo cuando la película se iba a la escena postcréditos. El primer tanto de la delantera, ya en el alargue, salvó un reñido punto para el conjunto rojiblanco frente a la Real Sociedad de Edna, que hizo doblete. No tuvo piedad de sus antiguas compañeras y remontó el gol inicial de la pistolera que le reemplaza en el cuadro nazarí, Sonya Keefe, francotiradora infalible desde los once metros. Pudo hacer más, pero una y otra vez se topó con Laura Sánchez, heroica. Reparto que premia la resistencia granadinista y mantiene a las de Irene Ferreras en la zona tranquila de la tabla.
El duelo fue en realidad una excusa para el reencuentro, con Arturo Ruiz y Edna de vuelta a la Ciudad Deportiva. Demostraron que hay cosas que no cambian: el técnico sigue haciendo jugar de maravilla a sus jugadoras y la delantera no perdona una. Jujuba la ató en corto, pero la única que pudo frenarla fue la guardameta rojiblanca, una gigante de hierro que escupió todo el peligro para evitar la goleada.
El Granada renunció a los costados y se protegió hasta los dientes frente a una Real Sociedad melosa con la pelota. No tardaron las txuri-urdin en merodear las dependencias de Laura Sánchez con intenciones maquiavélicas, pero Jujuba se había pegado a Edna como una lapa y no había quien acertara a rematar. Así, el paso de los minutos sin gol fue dando oxígeno a las rojiblancas, que empezaron a salir de la cueva.
Laura Pérez hacía kilómetros, siempre venteando algún balón en profundidad demasiado largo, y Edna empezó a ponerse creativa para ganar espacio vital. Cazó un centro lateral y remató de tacón, pero la pelota rebotó en Alba Pérez antes de que Manoly la escupiera. Después conectó un tiro cruzado tras el pase de Lucía, muy forzada en el remate. La réplica, en pleno intercambio de golpes, fue de Lauri, que intentó enroscar el gol, pero acomodó el balón en el lateral de la red.
No había rastro hasta entonces de Sonya Keefe, mala señal para las rojiblancas, pero tienen las artilleras una cualidad muy particular en su ADN que les permite aparecer justo en el momento oportuno. Y la chilena lo hizo. No peinó un saque de banda que Manoly colgó directamente al área y, con el gesto, engañó a Paula Fernández, que no se esperó el bote de la pelota. Le dio en la mano al girarse y la colegiada señaló el punto fatídico. Desde ahí, la bombardera no falla, infalible. Ya lleva cinco muescas en su carta de tiro.
Ya la celebración sirvió a las nazaríes para reordenar ideas y mentalizarse de que tocaba sufrir, premisa ahora convertida en dogma. El Granada se hizo bola como un armadillo y apretó los dientes, pero la Real Sociedad no desesperó en ningún momento. Movió de un lado a otro hasta que Intza Eguiguren encontró la grieta y tensó el arco. Edna vio el balón en el aire y se le inyectaron los ojos en sangre. Despegó como un avión y lo hizo aterrizar en la red. No lo celebró, respetuosa, pero bien lo merecía. Golazo.
Se creció desde entonces la Real y a Laura Sánchez le llegó el momento de erigirse en Capitana Marvel. Empezó a encajar los balazos con entereza, casi sin inmutarse pese a las ráfagas de las donostiarras. Primero fue Klara Cahynova quien perdió el pulso en el mano a mano y luego fue Edna quien se estrelló contra el muro tras capturar el rebote. Llevó con ello a las suyas con vida al vestuario, aunque todavía tendría trabajo.
Laura Sánchez echó el cerrojo… hasta que volvió a cabecear Edna
No llevaba demasiado tiempo de nuevo en juego el balón cuando Nerea Eizaguirre, que acababa de entrar, empezó a apretar el gatillo. Entretanto, Edna y Jujuba continuaban bailando, tan pegadas que, al final, le pasó factura a la brasileña. Se giró la delantera en una internada y la central se lanzó con la guadaña. La colegiada no vio nada, pero en la repetición detectó el contacto. Se lo pidió Eizaguirre, que bajó tanto sus pulsaciones para golpear que, tras una larga carrerilla hasta el balón, lo tiró con tan poca tensión que Laura Sánchez no tuvo ni que esforzarse para detenerlo.
Saltó María Barquero y empezó a agitar el avispero para tratar de liberar al Granada del yugo txuri-urdin. Llegó hasta la zona en que se cuecen los goles y le regaló el segundo a Keefe, pero Julia Arrula, avispada, le robó casi hasta el aire que respiraba para cerrar ante el golpeo. Pero la Real seguía insistiendo y a Laura Sánchez se le acumulaba el trabajo. Jujuba alejó con la esta un remate de Intza, que se vio en el área con tiempo hasta para pensar en construirse allí una casa, y seguidamente se estiró la arquea para palmear un tiro de Eizaguirre desde la media luna.
El Granada resistía, pero la pared se iba debilitando y, al final, apareció la de siempre. Andreia Jacinto tensó el envío, al segundo poste por encima de Laura Sánchez, y Edna lo mandó a guardar con la sobriedad con que el cartero echa las cartas al buzón. Tampoco lo celebró, aunque supo a victoria a tres minutos del final. Pero tienen los sentidos un defecto, y es que a veces se les puede engañar, y el gusto esta vez fue presa de una ilusión. Porque, aunque la cosa parecía quedarse ya como estaba, las rojiblancas todavía creían.
Con el tiempo extra ya consumiéndose, Blanca Muñoz, que había entrado también en el segundo acto, colgó un centro al primer poste desde el costado diestro. No llegó Solvoll, pero sí María Barquero, que tocó lo justo, casi sin querer, para batir a Julia Arrula. El Granada acarició el nirvana. La Real no se resignó y continuó disparando hasta vaciar el cargador, pero ya no hubo tiempo. Botín a pachas que deja mejor sensación en la Ciudad Deportiva que en Zubieta.