El tiempo:
101TV

El Granada toca fondo y se levanta (3-1)

Tiene el cardiólogo que cuide de los aficionados rojiblancos el sueldo bien ganado. No hay tranquilidad para el filipino, abonado por obligación sentimental a una eterna lucha que lo mantiene en el alambre. El Granada tocó fondo este domingo ante el hasta el momento peor equipo de la categoría, pero logró levantarse a tiempo para volver a ganar un mes después. Remontada sufrida, esculpida con tesón, pero que vale tres puntos como cualquier otra goleada. Y en las circunstancias en la que está, son de oro. Pau Sans adelantó al Zaragoza cuando todavía se desperezaban los rojiblancos y Pascual restableció el empate con un zarpazo antes del intermedio. Pedro Alemañ, ya en el segundo acto, volteó el resultado. El resto fue un ejercicio de resistencia, esta vez efectivo, que aseguró Arnaiz en el alargue.

Este Granada es, que cantaría Rosalía, un campo de minas para su propia sensibilidad. Es un estado de ánimo con tendencia a la depresión, más cerca siempre del hundimiento que de la alegría, y ante el más mínimo soplido se derrumba, pero que aun así avanza en su sempiterno proceso de maduración. La bisoñez ya no le juega las malas pasadas del comienzo del curso y ahora compite cada semana, incluso con tramos de buen fútbol, aunque todavía no ha crecido lo suficiente para dominar. Es una montaña rusa, a veces más bien una ruleta, que juega con la paz mental de sus hinchas. Se vio en lo más profundo y resurgió para, esta vez, dibujarles una sonrisa.

Pacheta: «Habría sido injusto el empate»

La compostura en esta ocasión le duró un suspiro, apenas dos minutos, lo que tardó en desesperarse Loïc Williams en un avance estático. Tuvo prisa por romper líneas y le mandó una piedra a Souleymane Faye, que no pudo controlar. Emprendió Francho Serrano el ataque como si llegara tarde, en una triangulación excelsa. Cuando tuvo margen, escrutó el horizonte y curvó a ras de hierba un envío precioso. Oscar Naasei, Luca Zidane y Pau Sans acudieron a recibirlo, pero solo el maño lo hizo con fe y le bastó una caricia sutil con la punta de la bota para propinar un duro puñetazo a la mandíbula rojiblanca, que se hizo añicos, aunque la diana se la anotó finalmente el zaguero en propia meta.

Los de franjas horizontales quedaron aturdidos, lo que quisieron aprovechar los pupilos de Rubén Sellés. Pau Sans mordía cada balón sin dueño, como si llevara sin comer desde el año pasado, en lo que el Granada se iba recomponiendo con nerviosismo. Álex Sola, que necesita muy poquito para activarse, quiso dibujar una rosca a la escuadra tras orientarse a su pierna zurda, escupido el peligro, más tarde empalmó una volea muy alta. Entre medias, Jorge Pascual cabeceó picado una falta de Sergio Ruiz, seguro Adrián Rodríguez para repeler. El Zaragoza se protegía como un armadillo y el reloj, aunque con más de una hora todavía por delante, le pareció un juguete entretenido.

El equipo de Pacheta siguió sanando con ansiedad, en lo que el Zaragoza reculaba. Los maños iban sufriendo una metamorfosis, de feroz león a gato atemorizado, al tiempo que el Granada iba colando infiltrados en su trinchera. Lo de disparar era otra cosa. Cazó una Rubén Alcaraz y la mandó al córner, tras lo que Mario Soberón guió un contragolpe hasta el otro fondo. Tenía opciones de pase, pero eligió buscar él mismo la gloria y terminó pecando de avaricia. En cuanto Luca atrapó el esférico, sonó la corneta y salieron escupidos los nazaríes, que siempre aceleran por donde corre Faye. El senegalés inyectó el veneno en un balón raso y Pascual, esta vez sí, rugió como el rey de la selva, con dedicatoria emotiva a Lucena por el reciente fallecimiento de su padre.

Fue todo un chute de endorfinas para los de franjas horizontales, un subidón inmediato que promovió una reacción efervescente. Lanzó Manu Lama en largo para que Faye templara el centro, pero atento Adrián Rodríguez para capturar tras el giro de cuello de Pascual. Luego fue el senegalés quien conectó el disparo raso, antes de mandar la pelota a guardar en una falta escorada que puso Sergio Ruiz, aunque tenía medio cuerpo adelantado y el banderín señaló al cielo. Ya no había rastro de los maños, que empequeñecieron hasta casi desaparecer.

Los de casa querían irse al vestuario por delante y gastaron sus cartuchos sin atino. Oscar estampó un tiro en un zaguero, a la salida de un córner, y Rubén Alcaraz hizo después lo propio. Alemañ, atento al rechace, trató de encauzar sin ángulo, también frustrado cuando Mallo Fernández se echaba ya el silbato a la boca.

La remontada

El Zaragoza volvió revitalizado, como si Sellés le hubiera aplicado un par de cargas con el desfibrilador para evitar la parada. Se estiraron de nuevo hacia la mitad granadinista y comenzaron a hacer sudar a los rojiblancos, que volvían a fallar en la salida. Tuvieron que desperezarse una vez más a compás lento. Forzó Faye una falta y Loïc puso en la red el saque de Alemañ, pero estaba ligerísimamente por delante del último zaguero, prodigiosa la vista del juez de línea. Después rozó el gol Mario Soberón, que remató con la testa un pase precioso de Sebas Moyano para prender el escalofrío en la espalda de los granadinistas. Fue el preludio de la sentencia.

Le empezaban a devorar de nuevo los nervios al Granada cuando el Zaragoza erró una salida anodina. Recuperó Baïla Diallo y salieron los rojiblancos como un tiburones que huele la sangre. Faye prolongó hacia Pascual, que a su vez estiró la acción en semifallo ya dentro del área. La pelota llegaba a Adrián Rodríguez, pero pareció escuchar una voz que le petrificó: “Hago chas y aparezco a tu lado”, debió de cantarle Pedro Alemañ, llegador profesional. Apareció de la nada y Los Cármenes estalló de júbilo, por fin libre la rabia contenida. 

Pero el Zaragoza seguía coleando y Luca Zidane tuvo que endurecer la palma, potente el golpeo desde la frontal. Respondieron rápido sus compañeros, en un contragolpe que condujo Alemañ hasta que Pascual tuvo campo para encarar. El ariete acomodó el cuerpo para alejar el disparo, pero Adrián Rodríguez estiró bien el brazo para alejar el peligro. Eran, no obstante, minutos de oficio rojiblanco. El Granada se aculó, con Sola y Rodelas como laterales. Los maños se escurrieron por la derecha y Dani Gómez, que acababa de entrar, cruzó un tiro que astilló el poste.

La tensión se alargó hasta el que el tiempo se hubo cumplido. Quiso Arnaiz templar un avance y Gagnidze levantó el periscopio para detectar el desmarque del talaverano. Se le heló la sangre frente al arquero, cirujano en la definición. La tranquilidad por fin en la grada.


Ficha técnica:

Granada CF: Luca Zidane; Oscar Naasei (Manu Trigueros, 72’), Manu Lama, Loïc Williams, Baïla Diallo (Rodelas, 78’); Rubén Alcaraz, Sergio Ruiz (José Arnaiz, 72’), Pedro Alemañ (Luka Gagnidze, 78’); Álex Sola, Souleymane Faye (Pablo Sáenz, 87’) y Jorge Pascual.

Real Zaragoza: Adrián Rodríguez; Aguirregabiria (Juan Sebastián, 78’), Gomes, Pablo Insua, Pomares; Francho Serrano, Toni Moya; Sebas Moyano (Paulino, 69’), Raúl Guti (Bakis, 69’), Pau Sans (Tasende, 62’); y Mario Soberón (Dani Gómez, 78’).

Goles: 0-1: Oscar Naaasei, en propia puerta, min. 2; 1-1: Jorge Pascual, min. 37; 2-1: Pedro Alemañ, min. 63; 3-1: José Arnaiz, min. 90+3.

Árbitro: Eder Mallo Fernández, del comité castellanoleonés. Amonestó a los visitantes Pomares, Aguirregabiria, Gomes y Bakis.

Incidencias: encuentro correspondiente a la 13ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 14.272 espectadores. Antes del inicio del partido, se guardó un minuto de silencio en memoria de Juan Manuel Lucena, padre del delegado y exjugador del Granada Manuel Lucena, recientemente fallecido.


Más noticias de 101TV en las redes sociales: InstagramFacebookTik Tok o X. Puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo informativos@101tv.es

Otras noticias de interés

Pacheta: «Habría sido injusto el empate»

Chema Ruiz

Mestalla distancia al Betis de los puestos Champions (1-1)

101TV

Resumen del Atlético Malagueño 1-0 UCAM Murcia

101 TV