El pasado Lunes Santo salió la Cofradía de La Columna por las calles de Málaga a ritmo de palmas, cante y marchas de Semana Santa. El ‘hermano mayor del columnismo’, aunque el que remite al Periodismo en mayúscula, fue Manuel Alcántara, el genio de la máquina de escribir del que este 17 de abril se cumplen seis años de su fallecimiento. Un trono, el suyo en el artículo de periódico, que todavía no tiene relevo, si es que si quiera un plumilla tiene el fuste suficiente para alcanzar alguna vez esa cadencia y esa clarividencia de contar la realidad en apenas cuatro o cinco párrafos, el equivalente a a 200 o 300 palabras diarias.
La pasada semana la Fundación que lleva su nombre celebró una mesa redonda en la que abordó los principales mundos de Manuel Alcántara. El periodismo que elevó a través de su Hispano Olivetti fue lo que llevó el pan a la mesa de este poeta excelso que logró el Premio Nacional de este arte en 1962.
El credo de un malagueño universal
Fue vate ya desde la juventud, si acaso la única edad posible para escribir poemas y coplillas de verdad, y es lo que hizo de él un escritor total con un dominio del lenguaje a la altura de muy pocos, al menos que tengamos constancia. El boxeo, el flamenco (para siempre quedará el ‘alCANTARa Manuel de Mayte Martín), el fútbol, el Mediterráneo, el Dry Martini, la ginebra autóctona, lo de Málaga «que era aparte» como decía Altolaguirre o la vida con toda su crudeza fueron sus otras pasiones. Está dicho y más que dicho, pero por qué no recordarlo.
En las hemerotecas, en algunas antologías publicadas, en sus libros de poesía, en lo que se puede encontrar de Alcántara en YouTube hay toda una panoplia cultural, un credo, un mundo universal construido desde Málaga, desde una infancia en el barrio de La Victoria, de cuando estudiaba segundo de jazmines y bajaba al descampado a ver y hacer como que boxeaba. Quizás por imitación se le quedó nariz de púgil y puño de hierro para escribir.
El mítico Pregón de 1984 y sus palabras al Cristo de la Buena Muerte
Precisamente, su cofradía en la Semana Santa de Málaga es la que hace estación de penitencia este Jueves Santo, la de Mena, la del Cristo de la Buena Muerte. Al que en el Pregón de la Semana Santa de 1984 le dedicó unas palabras que forman parte ya de la historia de la ciudad: «Al Cristo de la Buena Muerte le he dicho alguna vez, porque lo tengo en mi corazón y en la cabecera de mi cama, que quiero pedirle cosas no para el trayecto sino para el final».
La columna lo tendrá difícil por no mencionar la palabra mágica si es que alguna vez encuentra a otro de su pasta. El testigo de un hombre que pese a no ser muy cofrade pregonó de una manera estupenda la Semana Santa de su ciudad y murió un Miércoles Santo del año 2019. El que dedicó esos versos al que murió un Jueves Santo:
Si otros no buscan a Dios
yo no tengo más remedio:
me debe una explicación
No digo que sí o que no
Digo que si Dios existe
no tiene perdón de Dios
No digo que no o que sí
Digo que me gustaría
que Él también creyera en mí.