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Ibon Navarro y el ‘déjà vu’ del Unicaja a aquel verano del 2022

El Unicaja ya ha vuelto al trabajo. En el plantel ‘verdimorado’ figuran varias caras nuevas después del primer verano de gran reestructuración desde que se construyó el nuevo equipo cajista. En su tradicional desayuno con la prensa en Quironsalud Málaga, Ibon Navarro dejó claro que el éxito pasado no puede ser una losa para el presente. El técnico, que afronta su cuarta campaña al frente del equipo, puso sobre la mesa una idea clave: el control de las expectativas.

La situación es paradójica. El club llega de vivir un año histórico, pero comienza esta pretemporada en una situación parecida a la de agosto de 2022. Cuatro caras nuevas, entre ellas Chris Duarte como fichaje estrella, suponen una ruptura con la continuidad que había sido el sello de las dos últimas temporadas. “Hay que construir otra vez”, reconoció Navarro, sabiendo que el proceso será más complejo que en años anteriores, cuando la base del equipo apenas se tocó.

El entrenador es ambicioso, pero también consciente de que la química de grupo, una de las claves del éxito reciente, no se logra de un día para otro. «Perdemos grandísimos jugadores y personas muy importantes en el grupo», señaló, aunque también destacó el valor de quienes siguen: “Mantenemos talento y calidad humana, y eso es lo que le da vida al club”.

Más caras nuevas que de costumbre

Con la llegada de Chris Duarte y Xavier Castañeda, el equipo ya cuenta con todos sus fichajes incorporados. Aun así, hay precaución. Duarte, por ejemplo, está en fase de evaluación médica, mientras que Xavier y Alberto Díaz arrastran molestias físicas. En el caso del capitán, se estima que necesitará al menos dos semanas más de recuperación, aunque su simple presencia en el grupo ya es valorada por Navarro como parte del proceso de transmisión de valores.

La plantilla contará este año con 13 jugadores, una cifra que el técnico considera más equilibrada que la del curso pasado. Especial atención merecen dos incorporaciones: James Webb III, a quien Navarro ve como un relevo emocional tras la marcha de Dylan Osetkowski, y Emir Sulejmanovic, que llega con ilusión desbordante y cuya presencia puede ser clave para el crecimiento de jugadores como Olek Balcerowski.

El técnico vitoriano no esconde su deseo de competir y volver a ganar, pero se aleja de la presión inmediata. «No vamos a estar como un tiro. Eso es absolutamente seguro», sentenció al hablar de las primeras semanas de competición. No se trata de renunciar a los objetivos, sino de aceptar que el camino será distinto: menos inmediato, más trabajado, con margen para el error y el crecimiento.

La getión del éxito

El mayor desafío del Unicaja no está solo en la pista, sino en el entorno. Navarro advierte del peligro de vivir anclados en la inercia ganadora. “El problema es que pensemos que estamos en agosto de 2025. A nivel de construcción, estamos en agosto de 2022”, repitió con insistencia.

Es un mensaje claro: el Unicaja que hizo historia necesita reinventarse. Y para ello, además de talento, hace falta tiempo, comprensión y, sobre todo, confianza en el proceso.

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