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Incertidumbre institucional, nominal y deportiva en el Hereda Betis

El baloncesto sevillano está de vuelta en la élite. El Hereda Betis ha logrado un meritorio ascenso a la Liga Endesa dos años después de su último descenso. Sin embargo, a pesar del éxito sobre la pista, el club atraviesa una crisis de identidad institucional que ha desatado un revuelo notable en el panorama deportivo andaluz. Declaraciones contradictorias, comunicados cruzados y ambigüedades sobre su nombre, sus colores y su vinculación con el Real Betis Balompié, han generado una situación de incertidumbre que amenaza con empañar una de las gestas deportivas más sorprendentes del curso.

Del Real Betis Baloncesto a Hereda Sevilla

En 2016, el Real Betis Balompié rescató al histórico Club Deportivo de Baloncesto de Sevilla (Caja San Fernando) de la bancarrota. Cedió su marca, su estructura y parte de sus recursos para mantener viva la llama del baloncesto en la capital andaluza. Sin embargo, los problemas económicos, los descensos y una masa social menguante pusieron en entredicho la viabilidad del proyecto. Hace un año, con el equipo sin ascender, los dirigentes verdiblancos cedieron el control absoluto de la entidad al Grupo Hereda, con Pedro Fernández a la cabeza.

Promesas de ascenso y declaraciones grandilocuentes con escasa razón, como la de que era «el mejor equipo de baloncesto de Andalucía», días después de que Unicaja levantara un título internacional, marcaban el inicio de una aventura que ha tenido final feliz, pero en la que Fernández no ha quedado muy satisfecho en su relación con las administraciones locales, ni convencido de que la marca Betis ayude a que su proyecto genera más empatías.

Pedro Fernández anunció su intención de inscribir al equipo bajo el nombre Hereda Sevilla, desvinculándose así de la marca verdiblanca

Todo comenzó con unas sorprendentes declaraciones del presidente del club, Pedro Fernández, durante la celebración del ascenso. El abogado madrileño, propietario del 99,9% del capital social tras adquirirlo al Real Betis en julio de 2024, anunció su intención de inscribir al equipo en la próxima Liga Endesa bajo el nombre Hereda Sevilla, desvinculándose así de la marca verdiblanca y recuperando parte de la identidad del mítico Caja San Fernando. Incluso detalló que la camiseta podría ser verde por delante y roja por detrás, evocando los colores clásicos del baloncesto sevillano.

La noticia no tardó en encender las alarmas. ¿Significaba eso la ruptura total con el Real Betis Balompié? ¿Se perdería el verdiblanco en la máxima categoría del baloncesto nacional? ¿Qué implicaciones tenía para el contrato de patrocinio firmado entre ambas partes?

El escenario se tornó más confuso aún cuando, horas después, el propio Betis Baloncesto, ya denominado legalmente Hereda Sevilla Baloncesto S.A.D., publicó un comunicado oficial en sus redes sociales que, lejos de aclarar, sembró más dudas. En él se afirmaba que el club “se denomina oficialmente Hereda Sevilla Baloncesto S.A.D.” y que el Real Betis es actualmente sponsor de la marca del club, asegurando que “trabajan de la mano” para garantizar la continuidad del baloncesto profesional en la ciudad. Un mensaje conciliador, pero sin una afirmación tajante sobre cuál será el nombre o la identidad visual del equipo en la ACB.

Sin embargo, desde el propio club verdiblanco no han puesto impedimentos públicos a que el equipo adopte una nueva denominación si eso contribuye a su sostenibilidad. “Si la salida de la marca Betis facilita la viabilidad del club, no seremos un obstáculo”, indicó el Real Betis, confirmando que su prioridad es asegurar que Sevilla siga teniendo un equipo en la élite del baloncesto nacional.

Contrato de patrocinio vigente

Uno de los elementos clave en este enredo institucional es el contrato de patrocinio que se firmó entre el Real Betis Balompié y el Grupo Hereda cuando se formalizó la venta del club de baloncesto en el verano de 2024. El acuerdo contempla una cesión de la marca ‘Betis’ durante cinco temporadas, lo que debería garantizar que el club siguiera compitiendo como Real Betis Baloncesto hasta, al menos, 2029.

A su vez, Pedro Fernández insiste en que el uso de la marca Betis fue inicialmente promovido por él mismo y que cuenta con el respaldo de la entidad para realizar los cambios que considere necesarios. Según sus palabras, ni Haro ni Catalán, máximos responsables del Betis, han puesto trabas a una hipotética desvinculación total, siempre que el proyecto deportivo siga adelante con garantías.

Historia marcada por la inestabilidad

En 2023, el Betis decidió dar un paso al lado y vendió casi la totalidad del capital al Grupo Hereda, propiedad de Pedro Fernández, abogado madrileño con experiencia en la gestión deportiva tras su paso por el San Pablo Burgos. Desde entonces, Fernández ha tomado el control del club con un discurso ambicioso, pero también con un estilo provocador que ha generado tensiones con instituciones y aficionados.

Antes incluso de lograr el ascenso, Fernández llegó a negociar un posible traslado del club a Jaén, donde la Diputación ofrecía respaldo institucional y uso del Olivo Arena. La operación finalmente no se cerró, pero sirvió para dejar claro que el nuevo propietario no dudará en cambiar de ciudad si no cuenta con el apoyo económico que considera necesario.

Una amenaza velada

En su intervención ante el Ayuntamiento de Sevilla, Pedro Fernández volvió a lanzar un mensaje claro: el proyecto necesita financiación pública. “El apoyo institucional es clave. No hay equipo que funcione sin apoyo institucional”, afirmó, dejando entrever que no dudará en buscar otras opciones si no se le facilita el camino.

No es la primera vez que lanza este tipo de advertencias. Hace un año ya solicitó apoyo económico al Ayuntamiento y al Instituto Municipal de Deportes, y en enero repitió la petición en términos aún más contundentes. Su estrategia parece clara, utilizar el éxito deportivo como palanca para lograr más recursos. El problema es que esa presión institucional puede poner en riesgo la estabilidad del proyecto si no se gestiona con diplomacia.

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, mostró su satisfacción por el regreso del equipo a la ACB y aseguró que “el deporte sevillano vuelve a estar en la élite”, pero no se ha pronunciado abiertamente sobre posibles ayudas económicas o sobre el nuevo rumbo que quiere tomar Fernández. La tensión entre el deseo de proteger el deporte local y la cautela ante las exigencias del propietario marcará los próximos meses.

¿Y ahora qué?

Más allá de las declaraciones y los comunicados, la situación actual del Betis Baloncesto (o Hereda Sevilla Baloncesto S.A.D.) se puede resumir en una palabra: incertidumbre. El club tiene hasta mediados de julio para formalizar su inscripción en la ACB, pero aún no está claro bajo qué nombre lo hará, qué colores vestirá o si seguirá ligado al Real Betis o, incluso, a la ciudad de Sevilla.

Lo único realmente tangible hasta el momento es el mérito deportivo de un equipo que, contra todo pronóstico, ha regresado a la máxima categoría. Lo ha hecho sin una gran afición detrás, sin un respaldo económico estable y con un futuro en entredicho. Por eso, la situación actual representa una encrucijada histórica. Se presenta la oportunidad de consolidar un proyecto o el riesgo de perder lo logrado en los despachos.

Mientras tanto, jugadores, técnicos, aficionados e instituciones permanecen a la espera de que se disipen las dudas y se despeje el camino hacia una nueva etapa del baloncesto sevillano. Una etapa que, por ahora, camina entre dos aguas.

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