El coordinador provincial de Izquierda Unida (IU) en Córdoba, Sebastián Pérez, y el presidente de la Mancomunidad Campiña Sur y alcalde de Montalbán, Miguel Ruz, han destacado este viernes los logros de los dos años de gestión de la formación en esta entidad. Según han señalado, la comarca ha recuperado su dinamismo perdido y se reafirma como la ‘Campiña Roja’, un referente histórico de la izquierda en Andalucía.
Pérez ha enfatizado que la mancomunidad se ha transformado en una herramienta efectiva al servicio de los vecinos y los ayuntamientos. Esta comarca, clave en el desarrollo agrícola y económico de la provincia de Córdoba, ahora proyecta su influencia más allá de sus límites, con impactos perceptibles en toda la zona.
Uno de los puntos críticos mencionados por Pérez es la crisis en los viñedos de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, causada por el mildiu. Esta enfermedad fúngica, que ataca las hojas y frutos de las vides, ha devastado cultivos. La mancomunidad ha liderado la defensa de los agricultores, exigiendo ayudas urgentes. Sin embargo, Pérez ha criticado que la Junta de Andalucía aún no ofrezca respuestas claras ni fondos suficientes para mitigar esta situación dramática.
Además, el coordinador ha subrayado la urgencia de mejorar la red ferroviaria provincial para retener a la juventud y combatir la despoblación. Mientras la Junta mantiene paralizados proyectos de recuperación de líneas de pasajeros y contratos de autobuses vencidos hace más de 15 años, la mancomunidad impulsa demandas por un transporte público eficiente y adaptado a las necesidades reales de la población.
Por su parte, Miguel Ruz ha reivindicado el rol de la Campiña Sur como una de las principales comarcas del interior andaluz, con más de 100.000 habitantes distribuidos en 12 municipios. Ha defendido que estos dos años demuestran que es posible gobernar con cercanía, coherencia y sentido común, incluso con recursos limitados, logrando resultados tangibles para los ciudadanos.
Entre los proyectos destacados por Ruz figura el apoyo técnico a los municipios a través del área de ingeniería, que incluye mejoras en caminos rurales. También se presta servicio de prevención de riesgos laborales a más de 4.500 trabajadores anuales, extendiéndose incluso a ciudades medianas como Puente Genil o Montilla.
Otro avance es la reciente implementación del servicio de vigilancia de caminos rurales, contratando personal público directamente sin externalizarlo. Esto fortalece la seguridad en una zona predominantemente agrícola, donde los robos y daños en cultivos son comunes.
Ruz ha mencionado igualmente el refuerzo en la gestión catastral, que optimiza la recaudación del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) –un tributo municipal sobre propiedades– y aumenta la capacidad de inversión de los ayuntamientos. Además, se mantiene una defensa activa de la sanidad pública mediante reuniones y coordinación con la consejería correspondiente.
En el ámbito del empleo, se han ejecutado dos talleres financiados con fondos europeos, con una inversión cercana al millón de euros. Estos programas han formado y contratado a más de 40 personas durante más de un año, enfocándose en habilidades prácticas.
Actualmente, se preparan nuevos proyectos relacionados con la digitalización y la modernización del territorio, como la adopción de tecnologías para mejorar servicios públicos y eficiencia administrativa.
No obstante, Ruz ha insistido en la falta de respuesta de la Junta ante problemas clave, como la crisis del viñedo. Ha advertido que se arrancan hectáreas de vides cada año sin intervención, amenazando la supervivencia de Montilla-Moriles, un motor económico, turístico y cultural para la comarca.
En transporte, ha lamentado la parálisis en la recuperación de la línea ferroviaria de pasajeros suspendida en 2013, que solo requeriría una inversión mínima. También critica los contratos caducados de autobuses desde hace más de 15 años, lo que obliga a rutas ineficientes. Por ejemplo, un estudiante puede tardar tres horas en ir de Priego a Córdoba, lo que empuja a los jóvenes a abandonar sus pueblos.
Finalmente, Ruz ha valorado el clima de diálogo en la mancomunidad, donde todas las decisiones se aprueban por unanimidad. Este consenso, más allá de ideologías políticas, refleja una gestión alineada con la realidad local. «Hoy podemos decir con orgullo que la Campiña vuelve a ser la ‘Campiña Roja'», ha concluido.
Este balance resalta cómo una entidad supramunicipal –que agrupa municipios para compartir servicios y recursos– puede impulsar el desarrollo rural, aunque persisten desafíos pendientes de resolución por parte del Gobierno autonómico.
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