La propuesta del juez Juan Carlos Peinado de que la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, sea juzgada por un jurado popular en la pieza separada donde investiga un presunto delito de malversación ha puesto en el foco esta figura que es poco habitual para casos como este. Curiosamente fue el ministro socialista Belloch en 1995 con el Gobierno de Felipe González el que restauró una idea que estuvo vigente en diferentes etapas del siglo diecinueve y en la Segunda Republica. Entonces el PSOE lo consideró un hito democrático y el PP los rebajó como «tribunales populares».
El caso de la mujer de Pedro Sánchez no es el primero de una persona del ámbito político y público. Un jurado de este tipo dicto sentencia contra Francisco Camps y Ricardo Costa en la trama Gürtel. Ambos fueron acusados de cohecho, tras lo que fueron declarados no culpables. A Jaume Matas, quien fuera presidente balear del PP, sí se le declaró culpable de cohecho, mientras que al expresidente de la Diputación del PP, Jaume Fabra, tuvo mejor suerte ahora en 2025.
¿Cómo se compone un jurado popular?
El jurado popular está compuesto por nueve ciudadanos y dos suplentes, junto a un magistrado que lo preside. Su función es emitir un veredicto sobre los hechos que se juzgan: declarar probado o no probado el delito y pronunciarse sobre la culpabilidad del acusado. La sentencia definitiva, no obstante, la dicta el magistrado-presidente, en base a ese veredicto.
Y, ¿Cómo se elige? Cada dos años, la Oficina del Censo Electoral realiza un sorteo entre los ciudadanos españoles mayores de edad, residentes en la provincia correspondiente, que sepan leer y escribir y no tengan antecedentes penales. Los elegidos son citados y deben rellenar un cuestionario para descartar incompatibilidades, como problemas de salud, vínculos con las partes o cargos profesionales que impidan su participación.