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La increíble colección de Luci: a sus 84 años reúne más de cien muñecas vestidas con trajes hechos a mano

En un pequeño piso de Málaga se encuentra un pequeño universo que solo pueden construirse con paciencia, artesanía y una entrega absoluta: es el mundo de Luci Ponce, una mujer de 84 años que ha dedicado toda su vida a coser, crear y dar personalidad propia a más de cien muñecas. Ella misma las viste, desde trajes regionales de toda España hasta elaborados atuendos de Semana Santa. Les confecciona vestidos, mantillas, zapatos, flores, pendientes, peinetas… y hasta bragas personalizadas. Nada queda al azar en su colección, que este año se mostrará, por primera vez, en la Semana Internacional de Flamenco de Málaga.

La historia de Luci con las muñecas se remonta a su infancia en Asturias. «Desde pequeña, bien pequeña, me hacía yo mis propias muñecas de trapo», recuerda. Estudió en un colegio de monjas, donde aprendió a coser y bordar. No llegó a ser modista profesional, pero sí una artesana autodidacta capaz de hacerse su propia ropa y de convertir cualquier retal en una prenda nueva.

«Es un vicio para mí», dice con humor. Una afición que le da paz y tranquilidad, y que la acompaña desde hace casi ocho décadas, según relata.  Coser es su refugio, su forma de olvidar el tiempo: «Puedo estar horas cosiendo, hasta el punto de olvidarme hasta de que existo».

Luci Ponce muestra sus muñecas

Una colección que supera el centenar

Ella calcula que tiene unas cien muñecas, aunque reconoce que ha perdido la cuenta. Hay muñecas de todos los tamaños y procedencias: «Tengo muñecas vestidas de legionarias, de fútbol, muñecos pequeños… «, aunque reconoce que lo que más le gusta es la vestimenta de la Semana Santa.

Luci tiene Nancys, Barriguitas, Nenucos.. cada una exige un tipo de traje distinto según su cuerpo, y no todas pueden vestirse igual. Ahí está el reto. «Mis muñecas son mis muñecas y no puedo elegir una favorita. Son como mis hijas», expresa con humor. Y es que para Lucy, todo puede convertirse en material para un nuevo vestido: «Utilizo todos los ‘restillos’ de tela que pillo. Un botón que me encuentro, un botón que cojo».

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Entre flamencas, asturianas y nazarenas

Aunque Luci no es malagueña de nacimiento, le fascina el mundo del flamenco. Por eso muchas de sus muñecas lucen trajes de gitana, con volantes y flores confeccionadas a mano. Sin embargo, su colección va mucho más allá. Hay muñecas asturianas, valencianas, aragonesas, de Verdiales o marengas. Cualquier traje regional es para ella un desafío y una oportunidad de aprendizaje.

Cada viaje que hace es una misión en busca de referencias. «Fui a la Biblioteca Pública de Almería y me buscaron el traje regional. En Valencia me explicaron dónde comprar las peinetas. En Zaragoza me dijeron dónde comprar las telas». Busca ser fiel al detalle: «No me gusta que cambie el estilo del traje», afirma. Y, si algo no le convence, vuelve a empezar.

Muñeca vestida de Mantilla por Luci Ponce

Su pasión por la Semana Santa también ha dejado huella en la colección. Mantillas, rosarios, broches, peinetas y encajes conforman algunos de sus vestidos más elaborados. Muchos de esos complementos los compra en Sevilla o Málaga, aunque su afición también exige inversión: «La peineta me costó 14 euros. Otro encaje, 20. Los adornos los tengo que comprar… Las muñecas no salen baratas, eso desde luego».

La costura como refugio

A sus 84 años, Luci reconoce que coser es lo que la mantiene en equilibrio. «Yo soy muy nerviosa. Y esto me relaja mucho», confiesa. Incluso en los momentos difíciles, como durante la cuarentena, encontró en la costura una vía de escape: «Estuve tomando pastillas para los nervios, pero era coger la muñeca relajarme. En la pandemia fue como una terapia para mí».

Durante la pandemia terminó un cuadro de punto de cruz al que le había dedicado meses. «Dije: ‘Vaya que si esto se termina antes de que termine la pandemia’, cuenta entre risas. Lo logró. Ahora, su perfeccionismo y dedicación siguen siendo los mismos. Aunque una operación le ha limitado la movilidad de la mano, sigue trabajando cada día. «La mano se me queda dormida, pero no me importa», expresa Luci con una vitalidad rebosante y admirable.

Muñecas de Luci Ponce

Una vida entre agujas, hilos y creatividad

En su casa no queda un rincón libre. «Las tengo muy mal puestas», admite. Ha pedido un mueble nuevo para colocarlas mejor, pero no piensa desprenderse de ninguna. Cada muñeca guarda una historia, un viaje, un hallazgo o un recuerdo. Luci colecciona ideas como quien colecciona botones. Si algo le inspira, lo guarda en su mente para transformarlo en un diseño futuro.

Y aunque nunca antes había expuesto su colección, este año algunas de sus muñecas vestidas de flamenca formarán parte de la programación de la Semana Internacional de Flamenco de Málaga, que se celebrará del 16 al 21 de noviembre.

Para Luci Ponce, coser no es solo un hobby: es identidad, compañía, calma y alegría. Sus muñecas son su obra y su legado, pequeñas embajadoras de los trajes que definen la diversidad cultural del país. A sus 84 años, sigue creando con la misma ilusión que aquella niña que un día cosió su primera muñeca de trapo. Ella lo explica mejor que nadie: «Yo disfruto con una aguja. No hay más. Mis muñecos, mis muñecas y mis cuadros».

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