Los trabajos de emergencia para garantizar la seguridad de la Mezquita-Catedral de Córdoba, afectados por el incendio del pasado 8 de agosto, están ejecutados en más de un 90%, según ha informado Gabriel Rebollo, uno de los arquitectos conservadores del monumento. Esta primera fase forma parte de un plan destinado a asegurar tanto la integridad del edificio como la de sus visitantes.
El fuego, que se originó en una zona concreta del conjunto monumental, dañó principalmente la cubierta de tres capillas y la del vestíbulo de la Puerta de San Nicolás. La superficie afectada ronda los 80 metros cuadrados, apenas un 1% del total del edificio. “El verdadero riesgo era que pudiera haberse extendido”, advirtió Rebollo.
Algunas cubiertas colapsaron y otras quedaron inutilizadas. Sin embargo, las dos capillas de mayor valor histórico —San Nicolás y Espíritu Santo— apenas sufrieron daños gracias a sus cubiertas de piedra, que resistieron el peso de la estructura de madera caída durante el incendio.
La capilla más afectada fue una tercera, con bóveda de crucería construida en cañizo, un material ligero sin capacidad estructural resistente. Su cubierta se desplomó, dejando el espacio a cielo abierto. Pese a ello, el retablo resultó ser el elemento menos dañado.
Entre los desperfectos también se encuentra una columna que permanece apuntalada para evitar riesgos, así como el ennegrecimiento por humo de varias bóvedas y zonas interiores, actualmente en proceso de limpieza y restauración.
Rebollo explicó que las cubiertas perdidas se reconstruirán con mejoras técnicas, ya que fueron instaladas hace apenas seis años. Además, se redactarán proyectos específicos para restaurar las áreas interiores afectadas.
En materia de prevención, el arquitecto destacó la eficacia de los protocolos de actuación, que permitieron una respuesta rápida y coordinada. No obstante, recordó que “no existe el riesgo cero” en monumentos históricos, debido a la naturaleza de sus materiales y a la presencia de instalaciones eléctricas, aunque se revisen con frecuencia.
Como medida adicional, el Cabildo prevé instalar en los próximos años un sistema de nebulización en todo el edificio. Este mecanismo, que libera una fina niebla de agua para sofocar incendios, ya se emplea en la catedral de Notre Dame y está considerado altamente seguro, aunque su coste sea elevado.
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