Buñol (Valencia) ha vuelto a vestirse de rojo y euforia con la 78ª edición de la Tomatina, la fiesta internacional en la que este miércoles 22.000 personas de más de 20 países se lanzaron 120.000 kilos de tomates durante una hora de batalla festiva. El evento, que volvió a colgar el cartel de “completo” tras varios años, se ha celebrado bajo el lema ‘Tomaterapia’, como símbolo de resiliencia en un municipio que todavía arrastra las secuelas de la DANA de octubre de 2024.
El tradicional cohete marcó el inicio de la contienda a mediodía. Siete camiones cargados con tomates recorrieron las calles de Buñol entre la música, los bailes y los gritos de “¡tomate, tomate!”. A los pocos minutos, el rojo ya era el color dominante. “Ver disfrutar así, con esa intensidad y esa euforia, contagia a quienes lo vemos desde fuera. Es nuestro día grande”, ha destacado la alcaldesa, Virginia Sanz. Además ha subrayado el carácter especial de esta edición: “El pueblo necesita desahogarse y soltar; esta fiesta es la terapia perfecta”.
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Una catarsis tras “el año de la DANA”
La catástrofe meteorológica del pasado otoño, que dejó importantes daños materiales en la localidad, ha marcado la celebración de este año. Para los vecinos, la Tomatina es también una forma de reafirmar su espíritu de superación. “Esto va por toda la gente afectada, que podemos salir adelante”, señalaba una vecina.
La fiesta también fue escenario de reivindicaciones: antes de la llegada de los camiones, varios asistentes desplegaron banderas palestinas en plena plaza del Ayuntamiento.
Primera vez y bautizos de tomate
La Tomatina sigue despertando la curiosidad de visitantes de todo el mundo. Este año se han dado cita turistas de países tan lejanos como Japón, India o Australia. Entre los debutantes, Pablo, un joven extremeño recién llegado a Buñol para jugar en el equipo de fútbol local, describió la experiencia como “un bautizo increíble” por la convivencia entre vecinos y visitantes. También familias enteras disfrutaron de la jornada: “Hemos ido detrás del camión y el tomate nos llegaba por las rodillas, ha sido superchulo”, contaba entusiasmada una niña de Barcelona.
Un evento con impacto internacional y económico
La Diputación de Valencia ha financiado con 60.000 euros la compra de los tomates, destacando el valor cultural, económico y turístico de la fiesta. “La Tomatina combina tradición, turismo y economía local, generando un impacto muy positivo para Buñol y la comarca”, ha señalado la vicepresidenta de la Diputación, Natàlia Enguix.
Por su parte, el director general de Turismo, Israel Martínez, ha puesto en valor la proyección internacional de la fiesta como motor de atracción para la Comunidad Valenciana.
Con las calles ya limpias y el recuerdo de una jornada inolvidable, Buñol vuelve a demostrar que la Tomatina es mucho más que una batalla de tomates: es una fiesta de unión, catarsis y proyección mundial.
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