José María Muñoz, administrador judicial del Málaga CF, ha mostrado su conformidad tras asistir al anuncio de la decisión oficial de renunciar a albergar el Mundial 2030 en La Rosaleda tras el contexto adverso al que se ha llegado tras años de preparación insuficiente. Muñoz participó en la reunión convocada por el alcalde Francisco de la Torre junto al abogado Alberto Martínez, representantes institucionales y aficionados del club.
«Hemos sido invitados a esta reunión a dar nuestro punto de vista. Lógicamente, sí queríamos Mundial, pero hay dos líneas rojas», declaró Muñoz tras el encuentro, en el que según cuenta el administrador expuso las condiciones innegociables del club: «Una es que no hubiese perjuicios para el Málaga y la segunda es que al nuevo estadio que se hiciese pudiesen entrar todos los abonados. Eso era una petición que habíamos hecho a las instituciones».
«Nosotros siempre hemos tenido la preocupación de que el club económicamente no se perjudicase»
El directivo malaguista valoró positivamente la actitud de las autoridades durante el proceso: «Yo creo que el alcalde y las instituciones, en general, lo que han hecho ha sido escucharnos, tanto a la Federación de Peñas como a la grada de animación y al Málaga en los planteamientos que hemos hecho. Supongo que todos habrán influido en esa decisión».
Muñoz subrayó que la principal preocupación del club ha sido siempre evitar cualquier menoscabo económico: «Nosotros siempre hemos tenido la preocupación de que el club económicamente no se perjudicase. Ya saben que a mí me nombraban hace cinco años ahora para reestructurar el club y darle sostenibilidad y viabilidad». El administrador añadió que «todo lo que pudiese afectar a mantener la estructura del club y lo que a todos nos preocupa, que el verde sea lo más alto posible, pues es una preocupación que hemos tenido desde el principio y la hemos puesto de manifiesto».
No había riesgo de desaparición
El Málaga CF había analizado múltiples posibilidades para adaptar su estadio a los requerimientos mundialistas. «Nosotros habíamos planteado muchos escenarios. Uno era con 27.000 plazas, el segundo con 12.500, que era muy duro, y se barajaban muchas posibilidades», explicó Muñoz. El directivo reveló que el impacto económico estaba calculado: «El perjuicio era importante. Estaba cuantificado. No queríamos sacarlo públicamente porque lo estábamos depurando». Aunque descartó hablar de desaparición del club, reconoció las consecuencias deportivas: «No se habló de desaparición, pero sí que podíamos haber tenido un equipo con menor coste de plantilla».
Un nuevo estadio, sin plazos
Pese a la renuncia mundialista, Muñoz valoró el compromiso institucional de construir una nueva instalación: «Hay un compromiso cierto en hacer un nuevo estadio. No solo del alcalde, sino de las tres instituciones. Es en lo que se va a trabajar». El administrador reconoció los desafíos urbanísticos que plantea la ciudad: «Buscar suelo en Málaga, con las limitaciones de la ciudad, por el aeropuerto y demás. Y la intención es un nuevo estadio». Muñoz se mostró optimista sobre la viabilidad del proyecto: «Yo creo que se va a acometer haya o no haya un inversor privado. Creo que las instituciones van a empezar a trabajar».