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Los cortes en la avenida Doctor Fedriani agravan la situación de los comerciantes

Las obras de la futura Línea 3 Norte del Metro de Sevilla han entrado en una fase clave en la avenida Doctor Fedriani, donde ya se están ejecutando los muros pantalla que conformarán el túnel del trazado. Este avance, si bien supone un paso importante en la construcción de una infraestructura largamente esperada, está teniendo consecuencias directas para los pequeños negocios del entorno, que denuncian una situación económica límite.

Desde el 26 de agosto, la cabecera norte de la avenida ha sido cerrada al tráfico en un tramo de aproximadamente 100 metros, entre las calles Manuel Blasco Garzón y Topacio. Este corte ha venido acompañado de la instalación de vallas perimetrales, lonas de obra, maquinaria pesada y un notable descenso en la movilidad peatonal y rodada. Aunque las autoridades han habilitado itinerarios alternativos y aseguran que las afecciones al tráfico se han intentado minimizar, los comercios afectados afirman que, en la práctica, muchos clientes ya no pueden acceder a sus locales.

“Estamos atrapados»

Este medio ha recorrido la zona para recoger el testimonio directo de vecinos y comerciantes. Si bien los residentes se muestran en general comprensivos con las molestias temporales, muchos aceptándolas como el precio de una futura mejora en el transporte, la situación de los negocios es muy diferente. Muchos se sienten invisibilizados, abandonados por las administraciones y sin herramientas reales para resistir el impacto económico que ya están experimentando.

Un trabajador del Bar Restaurante Perú Criollo describe así su día a día desde el inicio de las obras: “Te cierran con las vallas y no me dejan poner ni los veladores. Entonces la gente no se puede sentar y no puedo trabajar. Esto es cada vez peor. Llevan tres meses para meter una tubería. Y aunque no terminan, siguen cortando cosas. ¿Solución? Nada. Se pasan la bola unos a otros y no nos dan soluciones”.

Este tipo de testimonios se repite, negocio tras negocio. Algunos comerciantes alertan de cortes intermitentes de luz en el entorno, que afectan no solo al confort sino también al funcionamiento básico de muchos locales. Otros hablan de pérdidas económicas que ya superan el 30% y que podrían llegar a un 80% si la situación persiste.

«SI TENEMOS QUE CERRAR, CERRAREMOS. ES INEVITABLE»

Una de las comerciantes con más trayectoria en la avenida, dueña de una tienda de electricidad, ha colocado en su escaparate un cartel que reza: “El metro así no”. No es un eslogan, sino un grito de auxilio. La comerciante critica la gestión de la obra y la falta de alternativas reales: “Nos dijeron que nos iban a hacer publicidad gratis. Eso me parece ridículo. Y la ayuda económica que nos ofrecen es de 400 euros al mes. ¿Qué hacemos con eso? No cubre ni el alquiler. Es insostenible”.

Su negocio, con 46 años de historia, representa lo que muchos temen perder: una red de comercios consolidados que no solo generan empleo, sino que dan vida y cohesión al barrio. “Estamos todos en contacto. Hemos creado una plataforma de afectados para protestar. Pero la obra ya ha empezado y lo que pedíamos, como el uso de tuneladoras, fue ignorado. Ahora lo que nos queda es resistir… o cerrar. Y muchos lo tendrán que hacer. Un barrio sin comercio es un barrio muerto”.

‘El Metro así no’

Uno de los rostros más visibles de esta reivindicación es Daniel Astolfi, dueño del negocio Bicicletas Astolfi y presidente de la plataforma ciudadana ‘El Metro así no’. Desde su local, también rodeado de vallas, comparte una visión contundente sobre el alcance del problema: “Esto es un despropósito. Todos los negocios vamos a sufrir las consecuencias. A nadie se le escapa que si esto está cerrado 2 o 3 años, no va a quedar vivo ningún negocio”.

Astolfi critica que, desde las instituciones, se planteen ayudas que califica de “parches”, cuando lo que los comercios reclaman es un “plan real de sostenimiento económico”. Señala que muchos clientes habituales ya han dejado de acudir, y que entre los empresarios locales se extiende el temor a un cierre definitivo. “Mi vecino tiene un taller mecánico. La gente no puede ni llevar el coche. Las pérdidas ya se notan, y esto no ha hecho más que empezar. Cuando la gente vuelva de vacaciones, el caos va a ser total”.

Desde la plataforma ciudadana se insiste en que existían alternativas técnicas menos invasivas, como la tuneladora, y se pide que se escuchen sus propuestas antes de que sea demasiado tarde: “Llevamos años luchando, pero no nos hacen caso”.

Víctimas colaterales

La Línea 3 del Metro de Sevilla es una de las infraestructuras más esperadas en la ciudad. Su construcción conectará barrios históricamente alejados del centro con otras líneas de transporte, y facilitará la movilidad sostenible en el norte de la capital. Sin embargo, su ejecución también deja ya al descubierto las grietas de un modelo de obra que, según los afectados, no ha tenido en cuenta suficientemente la economía de barrio.

Los vecinos, en general, comprenden que habrá molestias y valoran positivamente lo que supondrá disponer de una línea de metro en el futuro. Pero ese futuro, para muchos negocios, puede no llegar. La realidad presente habla de negocios vacíos, escaparates ocultos, entradas bloqueadas y una bajada de ventas que pone en peligro decenas de empleos. El comercio de proximidad, ya golpeado por otras crisis anteriores, vuelve a estar en la cuerda floja.

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