Emmanuel Macron ha vuelto a confiar este viernes el Gobierno de Francia a Sébastien Lecornu, quien había dimitido el lunes pasado tras apenas 27 días en el cargo. La renuncia de Lecornu, presentada horas después de anunciar la composición de su gabinete, provocó una nueva crisis política que ha mantenido al país en vilo durante cinco días.
El presidente francés ha rechazado así las peticiones de la izquierda, que reclamaba que el nuevo Ejecutivo tuviera un perfil progresista tras el colapso de tres gobiernos de coalición centristas y conservadores. La líder ecologista Marine Tondelier calificó la decisión de “desconcertante”, mientras que el socialista Olivier Faure advirtió que no descarta apoyar una moción de censura.
Inestabilidad y negociaciones
Pese a ello, la inestabilidad sigue marcando la política francesa. Desde las legislativas de 2024, la fragmentación del Parlamento ha tumbado a dos primeros ministros —Michel Barnier y François Bayrou— y ha impedido a Macron consolidar una mayoría estable. En este contexto, voces dentro del propio partido presidencial pedían un giro hacia la izquierda. «Hay que compartir el poder», insistía esta semana Gabriel Attal, secretario general de Renacimiento.
Las negociaciones giraron en torno a tres cuestiones clave: la composición del nuevo gabinete, el nivel de austeridad del próximo presupuesto y la posible suspensión de la impopular reforma de las pensiones aprobada en 2023, que elevó la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.Con el regreso de Lecornu al frente del Gobierno, Macron intenta ganar tiempo y estabilidad, pero Francia sigue atrapada en un escenario político fragmentado y sin mayorías claras.
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