El Maracena brinda este martes por seguir soñando y espera que su Copa no se quede solo en un chupito. 80 años de vida lo han conducido hasta su gran día, en el que se enfrenta al Valencia en un partido histórico. El conjunto dirigido por Javier Vilaseca recibe al equipo ché en Los Cármenes, que cede su césped para que se convierta en el escenario de la batalla más importante en la historia maracena. En juego, el pase a la siguiente ronda, en un duelo a partido único en el que puede suceder cualquier cosa. A las 20.00 horas sonará un pitido como alarma, y los azulillos quieren posponerla un poquito más.
Es el partido de toda una vida para el conjunto maracenero, enfrascado en la ardua misión de volver a salir de la División de Honor para competir en Tercera RFEF. Su contexto lo convierte en la historia de superación hasta el momento de esta Copa del Rey, en la que se tiene que mudar para poder recibir el apoyo de toda la provincia en unas gradas habitualmente teñidas de rojiblanco horizontal. Allí, en Los Cármenes, sucumbió el Valencia en una eliminatoria de Copa frenética, que encumbró a Soldado como héroe de un equipo que a la postre se pasearía por Europa. Al espíritu de aquella gesta apela ahora el Maracena.
Buena dinámica azulilla
Su camino hasta esta ronda tan solo encuentra la oposición del Sporting de Ceuta, que logró igualar el pulso en su estadio pero sucumbió en Granada. Raúl y David Reinoso atinaron para poner a todo un municipio de algo más de 22.000 habitantes, poco más de la capacidad máxima del estadio en que se librará la lid. Llegan frescos los maraceneros y con buenas sensaciones, tras enlazar dos triunfos consecutivos, goleada incluida. No compitieron este fin de semana, así que tuvieron tiempo para prepararse.
El Valencia, en cambio, llega en crisis, necesitado de evitar a toda costa cualquier susto. No gana desde el 20 de septiembre y habita en los puestos de descenso, con solo nueve puntos. Una dinámica que vuelve a agitar las aguas por Mestalla, que lleva tiempo sin llevarse alegrías con su equipo. La hecatombe podría poner contra las cuerdas a Carlos Corberán mientras en Maracena celebrarían. De su lado, la ilusión y esos intangibles que, en un único choque, liman las más grandes diferencias hasta hacerlas insignificantes. Y saben los de Vilaseca que en Los Cármenes, ya hubo licencia para soñar.
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