El Museo del Videojuego OXO de Málaga ha superado con creces las expectativas en sus primeros dos años desde su apertura, consolidándose como una de las instituciones culturales más visitadas de la ciudad. Con cerca de 140.000 visitas registradas en su segundo año, el centro se ha posicionado como el tercer museo más concurrido de Málaga, un hito que su director, Javier Arbós, celebra con entusiasmo: «Estamos súper contentos y súper ilusionados con todo el proyecto y sus resultados».
Uno de los pilares clave del éxito del museo ha sido su propuesta educativa. En lo que va de 2025, ya han pasado por sus instalaciones casi 14.000 escolares, tanto nacionales como extranjeros. «Vienen grupos de todas las edades, desde niños de 6 y 7 años hasta estudiantes universitarios», detalla Arbós.
Un sueño de hermanos convertido en realidad
La idea de abrir el museo nació de la iniciativa de tres hermanos que comenzaron organizando eventos relacionados con el mundo del videojuego. «Empezaron haciendo eventos en el Palacio de Congresos de Málaga, como Gamepolis y Freakcon, que ahora acaba de terminar la novena edición y ha sido todo un éxito», explica el director. «Siempre tenían el ‘run run’ de abrir un museo de videojuegos y se les ofreció la oportunidad de coger este edificio y bueno, hasta el día de hoy», añade.
La expansión del proyecto no se ha hecho esperar. El 4 de diciembre de 2024 se inauguró una segunda sede en pleno centro de Madrid, en la zona de Callao. Distribuido también en tres plantas, el espacio madrileño mantiene la filosofía original: ofrecer una experiencia inmersiva que recorra el pasado, presente y futuro del videojuego.
Recorrido por el pasado, presente y futuro del videojuego
La estructura del museo se divide en tres niveles: una primera planta dedicada a la historia del videojuego desde 1952 hasta hoy; una segunda destinada a exposiciones temporales, actualmente cerrando la muestra dedicada a la mítica compañía Dinamic; y una tercera enfocada en el futuro y la experimentación, con dispositivos y tecnologías difíciles de encontrar en otros espacios.
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Entre las máquinas más populares entre los visitantes, Arbós destaca algunas de las más icónicas: «tenemos la máquina de Los Simpsons, que son de 4 jugadores, la máquina de Star Wars, la máquina de realidad virtual. Hay muchas máquinas que realmente da gusto jugarlas de vez en cuando».
Él mismo confiesa que aprovecha las revisiones del museo para disfrutar brevemente de una de sus favoritas: «siempre me he echado una partidilla al Galaga, que está en la zona arcade».
Un museo jugable
Uno de los grandes atractivos del museo es la posibilidad de interactuar con las piezas expuestas. «Lo que más llama la atención es que sea un museo que sea jugable, que tú puedas interactuar con todas las máquinas, que no estén en cajas, y que tú puedas realmente coger el mando original y comprobar cómo se jugaba con una consola de 1970 y cómo se juega la última PlayStation o Xbox», afirma.
Con esta filosofía interactiva y una propuesta que combina nostalgia, educación y tecnología, el Museo del Videojuego no solo se consolida como un referente cultural en Málaga, sino que se proyecta como un modelo de museo del siglo XXI.
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