La escritora Lola Campos ha dado el salto al mundo editorial con su primer libro, ‘Nuestro Dios privado’, una obra que nace del encargo emocional que su padre le dejó poco antes de morir. En el centro del relato, una historia silenciada durante décadas: la de un hombre diagnosticado con lepra en 1962, apartado de su familia por mandato médico y social, y obligado a convivir con la estigmatización y el aislamiento durante años.
“Mi padre empezó un manuscrito antes de morir. Me pidió que lo acabara si él no podía. Han tenido que pasar 30 años para que yo me atreviera a hacerlo”, explicó la autora malagueña en una entrevista en el programa ‘Llegó la hora’ de 101TV. Esa pausa de tres décadas no fue por desinterés, sino por respeto y duda: “No sabía si tenía derecho a contar un secreto que no era mío”, confesó.
El libro de Lola Campos es un homenaje íntimo a su padre y una llamada a la empatía ante enfermedades estigmatizadas
El relato familiar comienza en Trillo, Guadalajara, donde su padre fue ingresado en una leprosería tras ser diagnosticado. Aislado durante seis años y medio, separado de su mujer, de su trabajo como maestro y de su hija recién nacida (tenía sólo 45 días), vivió su enfermedad con una dignidad silenciosa. “Si no iba, la Guardia Civil venía a por él”, relata Campos. Era 1962 y la lepra aún se trataba con sulfona, sin cura definitiva y con fuertes connotaciones sociales.
La curación no llegó oficialmente hasta 1982, cuando la Organización Mundial de la Salud reconoció la eficacia de una triple terapia que eliminaba la enfermedad. Aun así, su padre siguió acudiendo a revisiones cada año, en silencio, como si su historia aún necesitara esconderse.
Un borrador, una señal y el origen del libro
Siete meses antes de fallecer, el padre de Lola Campos acudió a una revisión en Fontilles —una fundación clave en la erradicación de la lepra en España— y allí redactó siete páginas a modo de resumen vital. Aquel borrador quedó guardado durante años, hasta que una fotografía casual y el hallazgo del texto por parte de su hermana menor impulsaron a Lola a escribir el prólogo. “Ahí entendí que mi padre quería que su historia se contara”, revela.
El resultado es un libro escrito a partir de la estructura dejada por su padre, con testimonios personales, documentación médica y un esfuerzo de investigación que llevó incluso a realizar un curso de leprología en Fontilles para poder narrar con rigor.
Una historia íntima con una repercusión inesperada
‘Nuestro Dios privado’ no solo habla de lepra. La obra también aborda otros tabúes silenciados en muchas familias: el suicidio, el alcoholismo, la salud mental. “Es un libro duro, pero también hermoso. Porque mi padre fue una persona muy especial”, afirma Campos. La escritora asegura que el proceso ha sido profundamente reparador: “Creo que mi padre ha estado conmigo todo el tiempo. Me iba dejando señales. Incluso en Fontilles encontré su expediente médico completo. Eso me lo regaló la vida”.
Campos reconoce que pensó que solo su familia leería el libro. Hoy ya ha vendido más de 300 ejemplares y está recibiendo críticas “emocionantes e inesperadas” de lectores anónimos. “Estoy en una nube”, admite. Lejos de embarcarse en una nueva obra, la autora prefiere vivir el presente con calma y saborear lo logrado. “No tenía método, ni técnica. Pero tenía una historia que contar y una deuda que saldar”.
Un libro, una vida, una memoria salvada del silencio
En un mundo donde el olvido amenaza a las historias que más importan, ‘Nuestro Dios privado’ se erige como un acto de justicia emocional, una reivindicación de la dignidad silenciada y una llamada a mirar con otros ojos enfermedades que aún hoy siguen cargando con el peso del estigma. Según datos recientes, aunque en España solo se diagnosticaron 10 casos en 2024, en el mundo siguen detectándose más de 200.000 al año.
La historia de Lola Campos y de su padre no es solo un testimonio de enfermedad y superación. Es también una lección de humanidad, de memoria y de amor. De ese que sobrevive incluso al silencio.