El mítico Pac-Man, el ‘comecocos’, la bolita amarilla más reconocible del mundo del videojuego, cumple 45 años desde su lanzamiento en 1980, y el Museo OXO, el museo del videojuego de Málaga, se convierte en epicentro nacional de esta celebración. Para celebrar la efeméride, el museo ha preparado una exposición muy especial en colaboración con la compañía japonesa Bandai Namco Entertainment. El secreto del videojuego más sencillo, al que todas las generaciones han jugado, hasta que se llega al temido ‘nivel 256’.
«Es el típico muñequito que todo el mundo reconoce visualmente, como es el comecocos. Esa bolita amarilla con ojos y boquitas, que nació en 1980», explica Javier Arbós, director del museo. La celebración del aniversario incluye una exposición temporal, ya inaugurada en la sede de Madrid del museo, que posteriormente llegará a Málaga.
«El acuerdo con Bandai Namco lleva una exposición temporal en Madrid que luego vendrá a Málaga, aunque todavía no se sabe la fecha», afirma. «Hemos creado tres Pac-Man gigantes que están repartidos en diferentes partes ahora de Madrid, y pronto en Málaga, donde todo el mundo lo podrá visitar», adelanta.
Un videojuego de generación tras generación
Para Arbós, Pac-Man representa mucho más que nostalgia: «Yo creo que es el inicio de todo porque todo el mundo ha jugado a Pac-Man, es un juego súper sencillo, súper básico, y todo el mundo ha empezado a jugar a las maquinitas con este videojuego. No hay nadie que le guste los videojuegos que no haya jugado».
Esa sencillez y jugabilidad siguen siendo su clave: «Es tan fácil, y es tan constante, y te engancha fácilmente a jugar, que no tiene complejidades ninguna, pero es súper divertido». «De chiquitillo sí he jugado muchísimo a Pac-Man. Sin duda, uno de mis juegos favoritos», confiesa con una sonrisa.
La exposición sobre Pac-Man incluirá materiales sobre su historia, su impacto en la cultura popular y figuras gigantes repartidas por la ciudad para animar la participación ciudadana.
Curiosidades de Pac-Man
En 2005, Pac-Man fue reconocido oficialmente por el Libro Guinness de los Récords como el juego arcade más exitoso de todos los tiempos. No era para menos: cerca de 300.000 máquinas fueron distribuidas en todo el mundo durante la década de los 80, y se calcula que generó más de 10 mil millones de partidas solo entre 1981 y 1987.
Su origen, sin embargo, no podría ser más humilde. Toru Iwatani, el diseñador japonés que lo creó, confesó que la inspiración para Pac-Man le vino al ver una pizza a la que le faltaba una porción. Esa simple imagen, combinada con el carácter japonés ‘kuchi’, que significa ‘boca’, dio forma al que acabaría siendo uno de los personajes más universales del mundo del videojuego.
El famoso ‘nivel 256’
Pero si hay algo que sigue fascinando a los jugadores más veteranos, y a los curiosos, es el llamado ‘nivel 256’, un bug que convierte a Pac-Man en un juego técnicamente interminable. Debido a un error en la codificación, al llegar a ese punto la mitad de la pantalla se vuelve ilegible que hace imposible continuar jugando. Ese fallo se convirtió con el tiempo en parte de la leyenda del juego, y hoy en día representa uno de los retos más misteriosos y celebrados en la historia de los videojuegos.
Pac-Man, con su apariencia simple y su mecánica directa, esconde así una historia rica en logros, creatividad y anécdotas que han trascendido generaciones. Su legado no es solo técnico o comercial: es cultural. Por eso, 45 años después, sigue tan vivo como el primer día.
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