Treinta años después de subirse por primera vez a un escenario, Pastora Soler vive uno de los momentos más especiales de su carrera. La artista coriana actuará este 31 de mayo en la Plaza de Toros de la Maestranza, dentro de la gira ‘Rosas y espinas’, con la que celebra sus tres décadas en la música. Será una noche única en un escenario emblemático, donde se reencontrará con su ciudad, con sus raíces y con un público que la ha acompañado desde el principio.
Sevilla, el corazón de una historia
Pastora ha sabido mantener intacta su esencia a lo largo de tres décadas de carrera. Desde aquella niña que soñaba con ser como Juanita Reina, hasta convertirse en una de las voces más potentes de la música española, su historia ha estado marcada por el talento, la constancia y también la valentía de parar cuando fue necesario. Eurovisión en 2012 la proyectó internacionalmente y su retirada temporal, en 2014, por ansiedad marcó un punto de inflexión. Hoy regresa más fuerte, más madura, con una voz que, como ella misma dice, “lleva la huella de cada vivencia”.
Este concierto en la Maestranza será un recorrido emocional por toda esa trayectoria. La propia artista ha explicado en una entrevista con 101TV que se ha volcado en el proceso creativo, rescatando imágenes de archivo, evocando momentos clave y componiendo un relato que va más allá de la música.
Un homenaje en su mejor momento
Pastora Soler recibirá además la Medalla de la Ciudad de Sevilla el día antes del concierto, un reconocimiento que se suma a los muchos que ha cosechado a lo largo de su carrera, pero que tiene para ella un valor especial por venir “de casa”, como ella misma lo describe. Hace una década no pudo recoger la Medalla de la Provincia por encontrarse en un momento complicado. Esta vez sí estará presente para recibirla, para cantar y para contar lo vivido.
A sus treinta años de carrera, Pastora asegura estar en plena forma vocal, emocional y vital. “Ojalá pudiera quedarme así veinte años”, dice, con la ilusión intacta y la serenidad que da el tiempo. Para ella no hay plan B, seguirá cantando mientras la vida y el cuerpo se lo permitan.
El concierto del 31 de mayo no será solo un espectáculo, será un hito. Un reencuentro. Un agradecimiento. Y también, un sueño cumplido.
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