En pleno corazón del Museo de la Alhambra, en el Palacio de Carlos V, se esconde un pequeño pero fascinante objeto: un cuadrante solar nazarí, una pieza astronómica que permitía medir el tiempo con precisión, marcar los solsticios y hasta señalar las horas de oración.
Una rareza hispano-musulmana
Este cuadrante solar es una de las ocho piezas conservadas de este tipo en todo el mundo hispanomusulmán, y posiblemente la única completa conservada hasta nuestros días. Su singularidad reside no solo en su estado de conservación sino en su diseño y función.
Fabricado en mármol trapezoidal, este cuadrante solar horizontal pertenece a la tipología de horas naturales, donde el día y la noche se dividen en 12 horas iguales en cada día, aunque la duración varía según la estación del año. En su superficie se distinguen dos arcos semicirculares que señalaban los solsticios de verano e invierno, signos del zodiaco e inscripciones en cúfico que servían como indicaciones para las oraciones diarias.
En el centro, un orificio albergaba un gnomon metálico, que actualmente se encuentra desaparecido, cuya sombra permitía leer la hora.
Comienza la fase más compleja de la intervención en el Mexuar de la Alhambra
Doble propósito: marcado del tiempo y de la fe
Más allá de medir el paso de las horas, en Al‑Ándalus el cuadrante solar cumplía una función religiosa muy clara: servía para indicar de manera precisa los momentos de oración, como la del mediodía y la tarde, gracias a sus inscripciones y marcas cúficas.
A diferencia de otros cuadrantes similares, el de la Alhambra presenta dos líneas: Este‑Oeste, en lugar de una sola. La segunda línea, correspondiente a Tauro y Virgo, parece haber sido una guía auxiliar para mejorar su precisión.
Las curvas de sombra proyectadas en los solsticios son arcos de circunferencia, una aproximación al modelo ideal de hipérbola. En otros ejemplos, los artesanos unían puntos con líneas rectas, logrando mayor precisión. En este cuadrante, la simplificación a arcos lo hace único.
En una esquina sudeste del cuadrante, hay un motivo gráfico interpretado como compás, tenazas o mihrab, que tal vez señalaba la dirección de la quibla, hacia La Meca.
Contexto histórico y simbólico
Aunque el cuadrante suele atribuirse a Córdoba, su origen exacto es incierto, lo que le añade un halo de misterio. En los salones del Museo de la Alhambra, este objeto forma parte de un discurso visual más amplio: junto a un globo celeste de origen iraní, representa el orden cósmico y la importancia que la ciencia tenía en la cultura islámica.
El Museo organiza ocasionalmente visitas guiadas temáticas, en las que historiadores del arte explican en detalle esta pieza y otras relacionadas con ciencia, fe y economía que se exhiben en la Sala I.
¿Por qué es relevante hoy?
Es una conservación única: se considera una de las piezas más raras de su tipo, y su estado actual lo convierte en un testigo tangible de la ciencia medieval andalusí.
Además, es una fusión de saberes: reúne astronomía, religión y arte, una excelente muestra del conocimiento multidisciplinar que florecía en Al‑Ándalus.
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