Existe una circunstancia en el baloncesto de play off, en este caso de la Liga Endesa, que consiste en celebrar el mismo partido en el mismo pabellón con tan solo dos días de diferencia. Mismos jugadores, mismos entrenadores, mismos vestuarios, mismas equipaciones y mismo parqué. Pocas cosas cambian más allá de los árbitros o la fecha, aunque en este caso no la hora, pues el Real Madrid y el Unicaja se reencontrarán dos días después nuevamente en el Movistar Arena en la noche del viernes (21.15 horas).
Escapa de cualquier duda que en el primero, los blancos fueron muy superiores, instaurando una diferencia de veinte puntos antes del descanso que se desarrollaría hasta el final del encuentro. Sin embargo, los que reciben un severo correctivo en un duelo de eliminatoria siempre encuentran consuelo en aquello de «da lo mismo perder de uno que de treinta». Es lo que debe pensar un Unicaja ya con la cabeza lavada de la resaca emocional que supuso el triunfo ante el Barça en el Carpena y el varapalo del primer choque.
Los de Ibon Navarro afrontan un partido más que determinante para mantenerse vivos en la eliminatoria de semifinales. El técnico vasco explicó antes de comenzar la serie que debían acudir a Madrid con la intención de ganar los dos encuentros, aunque, en vista de lo lejos que quedaron del primero, sería seguro plato de buen grado volver a Málaga con la serie igualada.
Contra el Real Madrid… y contra las estadísticas
Para ello, deben ser el equipo que acostumbran y no el que anotó tan solo cuatro puntos al contraataque el pasado miércoles, una de las señas de identidad de los de Los Guindos que demuestra que no se encontraron cómodos, pues apenas pudieron correr. Tampoco es habitual que un equipo logre anotar nueve triples en el primer cuarto como lo hicieron los merengues liderados por Dzanan Musa y Eli John Ndiaye. Además, los equipos que han comenzado una semifinal perdiendo por 1-0 han perdido en el 93% de las ocasiones, por lo que los malagueños juegan contra el mejor equipo de la competición hasta la fecha y, por si fuera poco, contra los números.
La consigna en el vestuario de Chus Mateo debe ser la de no cambiar nada. Los madridistas estuvieron realmente inspirados no solo en el acierto anotador, lo más destacado, sino que también lo estuvieron en la creación de jugadas, la defensa o los cambios y reajustes en marcajes. Quizá se pueda esperar que no estén tan atinados, pero como confesó Ibon Navarro al término del encuentro, «quizá ni encontrando nuestra energía les habríamos ganado».
¡ESTE EQUIPO NO SE RINDE!
Ya con la vista puesta en el segundo duelo de semifinales @RMBaloncesto
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— UnicajaCB (@unicajaCB) June 12, 2025
Para el segundo choque, el Unicaja espera poder contar con un Alberto Díaz que volvió a aquejar un golpe, en esta ocasión el que recibió tras un lance con Musa, y no parece que Dylan Osetkowski esté mentalmente para jugar. El californiano ha dado síntomas de estar con la cabeza más fuera que dentro con sus últimas actuaciones como verde y morado y parece que no se despedirá como merecen los tres años que ha completado como cajista.
Tiene muchas adversidades el Unicaja, aunque si algo ha quedado claro en los últimos años es que saben rehacerse ante los momentos más peliagudos. Muchos ejemplos en el camino, el último, el del pasado domingo ante el Barça en el Martín Carpena, pero los de Navarro miran hacia delante y pretenden seguir escribiendo la brillante historia que comenzaron hace tres veranos y que, pase lo que pase en el Movistar Arena, tendrá al menos una noche en el pabellón malagueño el próximo domingo.
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