El Polígono Sur vive unos días históricos con la visita de la Esperanza de Triana a la Parroquia de San Pío X. Una llegada que ha marcado un antes y un después en los vecinos de Las Letanías, no solo por su impacto religioso, sino también por el fuerte simbolismo social que encierra.
Salvador Diánez, párroco de San Pío X, subraya la “ilusión inmensa” con la que el barrio recibió a la Virgen. “No nos lo creíamos. La gente se derrumbaba ante la Virgen, le pedía, le daba gracias. Todo ha sido gracia, todo ha sido don”, afirma emocionado.
Pero más allá del fervor exterior, Diánez insiste en la dimensión profunda de esta misión evangelizadora: “Lo más importante es lo que no se ve. Es el diálogo íntimo de cada persona con la Virgen, compartir con Ella tanto los problemas como las alegrías. Eso es lo que verdaderamente perdurará”.
Una misión que no termina
Este sacerdote también remarca que la partida de la Esperanza de Triana no marcará el final de la misión evangelizadora, sino el comienzo: “Ella está aquí sembrando. A nosotros nos toca seguir regando. Los frutos los recogerá el Señor”.
La misión ha movilizado no solo al barrio, sino a toda la ciudad, que se ha volcado con esta cita histórica. “Todo el mundo en San Pío X está viviendo esto como una oportunidad de encuentro, una oportunidad para construir misión”, señala Diánez. “Queremos mostrar que también somos Sevilla, que aquí hay gente maravillosa, trabajadora, que lucha cada día”, expone el párroco de San Pío X.
Un reencuentro esperado para los vecinos
Entre las muchas anécdotas que ha dejado esta visita, destaca la de Encarna y Mari Carmen, dos vecinas del barrio que se hicieron virales en redes sociales tras esperar a la Virgen con un cuadro de la Esperanza en las manos. Su imagen conmovió a miles de personas, y para el párroco, simboliza ese reencuentro profundo con las raíces y con la fe.
“Muchas familias del barrio salieron de Triana, y ahora la Virgen regresa a su lado. Para ellas es un regalo inmenso de Dios, un recuerdo vivo de sus antepasados y de la infancia compartida en Triana. Al mirar a la Virgen, ponen en el centro también a los que ya comparten el cielo con el Señor”, confiesa Salvador.
Esperanza para todos
“Esto no puede ser solo cosa de unos días”, expone el párroco, “esto tiene que perdurar en el tiempo. Porque cuando hay encuentro con Jesús, cuando se reencuentra uno con María, lo verdaderamente importante empieza a construirse”. La Esperanza ha llegado, y todo indica que, en San Pío X, ha venido para quedarse.
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