Poco más de un mes. Un visto y no visto. Eso es lo que ha durado el ‘viaje’ de Alma Cruceros. La naviera de lujo, fundada por el malagueño Elisardo Sánchez, ha comunicado el cese definitivo de su actividad tras la «rescisión unilateral e injustificada del contrato de fletamento por parte de la propiedad del buque». Un proyecto fracasado en el que participaba Fundación Unicaja aportando el 35% del capital.
No obstante, este proyecto nacido en Málaga en el que Fundación Unicaja había invertido convirtiéndose en socio estratégico ha tenido una vida muy corta. Un sueño efímero que comenzó el pasado 20 de abril y que no ha llegado a buen puerto, por no decir que se ha quedado totalmente varado hasta hundirse en sus primeras semanas de vida.
A través de un comunicado, la compañía detallaba hace unos días que «de forma sorpresiva, los propietarios del barco han retirado la nave con destino a aguas gibraltareñas, llevándose a bordo todos los bienes y equipamientos pertenecientes a Alma Cruceros».
Previamente, la naviera había suspendido temporalmente su operativa «al no poder garantizar los niveles de calidad y servicio comprometidos». La causa principal, explica, fue el incumplimiento del proveedor hotelero y de catering, «cuya falta de respuesta operativa imposibilitó ofrecer la experiencia prevista a los pasajeros».
El Puerto de Málaga, abarrotado por la llegada masiva de cruceros: 18 en una semana
Un mes de vida
La compañía dio el pistoletazo de salida a sus operaciones el pasado 18 de abril en un viaje inaugural desde el puerto de Las Palmas de Gran Canaria hasta Málaga. Lo hizo con el buque Ocean Victoria, que cuenta con 93 cabinas y capacidad para 186 pasajeros. Este barco era propiedad de una naviera de Estados Unidos que hacía viajes por La Antártida que quebró tras la pandemia.
Con solo dos semanas, Alma Cruceros comunicó a los agentes de viaje que tenían clientes para embarcar el 11 de mayo que la salida prevista para ese día se tenía que cancelar. El barco se quedó en el Puerto de Málaga hasta el 20 de mayo, día que fue embargado por las autoridades competentes.
Según ha adelantado ‘Cinco Días’, la causa de esta retención fueron los impagos acumulados hacia el consignatario del barco y, además, el consignatario ha acudido a un juez para solicitar el embargo del barco y lo aprobó. Este es un procedimiento es habitual para forzar el pago de las deudas con la imposición de una fianza para limitar el posible perjuicio a la naviera.
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