El sector hostelero malagueño encara agosto, su mes de mayor actividad, con optimismo y cierto temor. Optimismo por las cifras históricas de empleo y contrataciones que se prevén para cerrar la temporada; preocupación por el déficit de profesionales cualificados, que obliga a muchos establecimientos a contratar estudiantes temporales o a ampliar horarios de apertura. La raíz del problema lleva años afectando al litoral malagueño: movilidad, vivienda y la falta de formación del personal siguen condicionando la capacidad del sector para atender la demanda.
Sin embargo, las vacantes siguen aumentando. Aunque la hostelería en Málaga mantiene una media de 100.000 trabajadores al mes durante todo el año, se prevé que alcanzará los 115.000 en agosto, una cifra récord en contrataciones. Así lo señala Javier Frutos, presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos):
“Málaga goza de buena salud en contrataciones y sigue consolidándose como destino líder nacional e internacional, pero necesitamos profesionales formados para mantener la calidad que distingue a la Costa del Sol”, señala.

Más clientes, más empleo… y más vacantes
Agosto es sinónimo de temporada alta. Restaurantes, bares y cafeterías —especialmente en el litoral— funcionan a un ritmo frenético. Este verano se calculaba que harían falta entre 5.000 y 6.000 empleados adicionales para cubrir la demanda. Sin embargo, la falta de personal cualificado sigue siendo el gran escollo.
«El crecimiento de calidad dentro de la propia hostelería hace que se contrate más personal para dar un mejor servicio», explica Frutos.
Menos turistas y estancias más cortas: el verano más flojo en años en la Costa del Sol
Pese a que el sector mantiene una media de 100.000 trabajadores al mes durante todo el año y alcanzará los 115.000 en agosto, cifras récord según Mahos, muchos de los puestos ofertados no se cubren. El propio Servicio Andaluz de Empleo (SAE) tiene 20.000 demandantes inscritos en hostelería y restauración, pero la respuesta real no llega: en muchos casos, los candidatos ni siquiera acuden a las entrevistas.
Salarios al alza, pero con sombras
Uno de los argumentos de la patronal para atraer trabajadores es la mejora salarial. En 2024, los sueldos en la hostelería malagueña crecieron un 14%, lo que, en palabras de Javier Frutos, convierte a esta etapa en “la mejor época para los salarios en hostelería”. Según el convenio, un camarero o cocinero de un hotel de cuatro estrellas percibe alrededor de 1.560 euros brutos al mes (1.200 netos), mientras que un jefe de cocina, de sala o un sumiller se sitúa en la horquilla de 1.700 a 1.800 euros mensuales.
Frutos lo admite: “El principal hándicap que puede tener el sector son los turnos partidos. Es un componente que tenemos, porque el grueso de nuestra actividad es dar comidas y cenas. Hay zonas más turísticas que pueden permitirse el turno continuado, pero necesitamos más flexibilidad. Con los sindicatos tenemos que sentarnos y adaptar los convenios a una sociedad que ha cambiado”.
Para el dirigente hostelero, el reto es doble: ofrecer mejores condiciones laborales y atraer talento hacia un sector que sigue necesitando profesionales. “Somos un destino referente en cuanto a profesionalidad, pero necesitamos que las Administraciones nos echen una mano en formación. Nuestro principal objetivo es hacer más atractivo el sector, no solo para jóvenes: aquí puede entrar a trabajar cualquier persona con ganas. Si no está formada, se formará en el propio establecimiento o a través de otros mecanismos”, asegura.
«Somos un destino referente en cuanto a profesionalidad, pero necesitamos que las Administraciones nos echen una mano en formación»
Vivienda y movilidad, los otros grandes retos
Más allá de los salarios y la falta de personal, la hostelería malagueña se enfrenta a dos obstáculos que condicionan su competitividad: el alto coste de la vivienda y la escasez de transporte público. Un alquiler en Málaga capital ronda los 700 euros mensuales, mientras que en Marbella puede superar los 900, siempre que se logre firmar un contrato para todo el año. Esta situación obliga a muchos trabajadores del sector a compartir piso o, en casos extremos, a vivir en caravanas en las afueras.
«Que no haya viviendas económicas o suficientes para el personal, afecta directamente, y muchas veces no podemos contar con los trabajadores que quisiéramos”, señala.
A ello se suma la dificultad de desplazarse. La falta de un sistema de transporte público adecuado hace que la mayoría de empleados necesiten un vehículo propio, con el gasto añadido que ello supone. Javier Frutos insiste en que la solución pasa por impulsar proyectos estratégicos como el tren litoral y la conexión ferroviaria con la zona norte de la provincia.
“Con un cercanías desde Casabermeja, Villanueva del Rosario o Villanueva del Trabuco podrías estar en Málaga capital en 15 o 20 minutos y moverte en metro o transporte público. Eso potenciaría la ciudad metropolitana que siempre hemos defendido. El crecimiento de Málaga pasa por ahí: infraestructura, movilidad y actividad”, defiende el presidente de Mahos.
Subida de precios y rentabilidad contenida
La hostelería malagueña ha cerrado 2024 con una subida media de precios del 4%, ligeramente por encima del crecimiento del PIB (2,8%). Sin embargo, el presidente de Mahos, Javier Frutos, advierte de que este incremento no ha compensado el fuerte encarecimiento de costes que arrastra el sector desde la pandemia.
“Las empresas no son igual de rentables que lo eran en prepandemia”, admite. “El encarecimiento de precios no era el que hay a día de hoy. Las condiciones laborales se han mejorado y eso también repercute. Pero la sociedad ha subido mucho los precios y eso no está repercutiendo en la misma medida en la hostelería”.
Según Frutos, la explicación está en la dificultad para trasladar al cliente todo el aumento de costes derivado de la electricidad, el combustible o las materias primas. “Hace unos años sufrimos una subida bastante grande que no fuimos capaces de extrapolar directamente al cliente, porque era demasiado agresiva, sobre todo cuando salimos de la pandemia”, recuerda.
Por ello, aunque los precios han crecido en los últimos ejercicios, el margen de rentabilidad de bares, restaurantes y cafeterías sigue siendo más ajustado que antes de la crisis sanitaria.
Expectativas positivas para agosto
La hostelería malagueña encara agosto con optimismo, apoyada en la Feria de Málaga, que sigue siendo un gran polo de atracción, y en la consolidación del turismo internacional, especialmente el estadounidense, de mayor poder adquisitivo.
“El turista nacional ajusta más el gasto, pero el extranjero lo compensa. El norteamericano, en particular, nos da un valor añadido”, resume Javier Frutos. Además, la coincidencia de festividades y puentes, aunque este año la Feria no cae en la fecha ideal para algunos establecimientos, contribuye a un pico de actividad en agosto. “La feria también es un polo de atracción importante. Generará un puente grande que ayuda al sector a registrar ese pico en agosto”, explica el presidente de Mahos.
Frutos recuerda que, hasta que no finalice la temporada, no se podrán extraer conclusiones definitivas sobre el balance de agosto: “Al final vamos dando datos que hasta que no termine la temporada de verano vamos a tener datos reales”. Aun así, la hostelería malagueña se prepara para cerrar un mes de récord en empleo y actividad, aunque con un desafío de fondo que persiste: atraer, formar y retener al personal necesario para sostener el crecimiento del sector.
Más noticias de 101TV en las redes sociales: Instagram, Facebook, Tik Tok o X. Puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo informativos@101tv.es